Más allá de los impactos políticos inmediatos, y eliminando los casos extremos de ‘corrección del camino por López Obrador’ o de plano la salida de México del TMEC, el resultado más probable del pleito entre Estados Unidos, Canadá y México por la política energética de López Obrador es que habrá paneles de resolución de controversias. Si es así, no hay ninguna duda que México va a perder. En ese caso, un libro de historia económica del futuro narrará estos eventos más o menos de la siguiente manera:
“Después de tres años en que el gobierno de López Obrador estuvo violentando la legislación energética que fue aprobada en el marco del Pacto por México, los gobiernos de Estados Unidos y Canadá decidieron poner un alto tras las muchas denuncias y quejas de sus empresarios, cámaras gremiales y legisladores norteamericanos y canadienses. De hecho, el presidente Biden envió previamente a altos funcionarios a dialogar con López Obrador, incluyendo a la vicepresidenta Kamala Harris. Los gobiernos de Canadá y Estados Unidos primero llamaron a ‘consultas’ para tratar de dirimir las diferencias y ver si el gobierno mexicano rectificaba. Al no ocurrir, los paneles de resolución de conflictos instalados, de acuerdo al tratado comercial que el propio López Obrador había firmado al principio de su mandato, determinaron la violación del gobierno mexicano de diversas clausulas del TMEC. En particular, determinaron que no hubo trato igualitario a todas las empresas; que la CFE y Pemex (empresas del Estado mexicano) tenían privilegios contrarios a lo estipulado en el tratado, y que se violaban diversas cláusulas en materia ambiental y de cambio climático. Por lo tanto, los paneles determinaron que México fuera sancionado con tarifas a sus exportaciones por un monto de 30 mil(*) millones de dólares.
Esta resolución, que tuvo efectos hasta fines de 2023, implicó que las industrias y productos sobre las que se impusieron las tarifas perdieran competitividad y que fueran reemplazadas por proveedores de otros países. Las exportaciones mexicanas disminuyeron 8 por ciento(*) en 2023 y el golpe mayor fue en 2024, alrededor de –25 por ciento. En términos de volumen exportado, México se encontraba en los niveles de 2014(*) al terminar el sexenio de López Obrador. La disminución en el empleo de las empresas exportadoras afectadas fue de 3.2(*) millones de trabajos formales que desaparecieron, sobre todo en el norte del país. Dado que las tarifas se impusieron en sectores con un bajo componente de inversión de norteamérica, los sectores más afectados fueron los exportadores de bienes agroindustriales y, paradójicamente, el mismo Pemex. El crecimiento económico en esas regiones exportadoras disminuyó, a su vez, –3 por ciento en 2023, y otro –9 por ciento más en 2024. Esta contracción también fue provocada por el menor crecimiento de Estados Unidos en esos años, en parte causado por su propia política antiinflacionaria y el conflicto con China.
A raíz de la crisis comercial, la inversión en el sector energético continuó contrayéndose los últimos años del sexenio, de tal modo que la disponibilidad de energía eléctrica tuvo que racionarse cada vez más. Hubo más apagones, con costos económicos y sociales, y los subsidios a la CFE continuaron en niveles anuales de alrededor de 70 mil millones de pesos. Las pérdidas operativas netas de la CFE llegaron a 26.6(*) mil millones de pesos en 2024, y a un acumulado de 352.5(*) mil millones de pesos en todo el sexenio, por lo que su deuda se incrementó. Con esos recursos, por dar un solo ejemplo, se pudieron haber construido casi 10 mil kilómetros de autopistas de cuatro carriles en el sur de México (a 40 millones de pesos por kilómetro), lo que hubiera significado una integración carretera de la región semejante a la que existe en el resto del país. El sur podría haber quedado plenamente conectado sólo utilizando los subsidios que López Obrador destinó a la CFE.
Además, la resolución de los paneles no evitó el pago de los litigios promovidos por los cientos de empresas privadas, nacionales y extranjeras, en contra de la CFE. El monto estimado es de 20 mil(*) millones de dólares adicionales, y se continúa pagando hasta el momento de escribir estas líneas (2026). Así, el costo para el país por el conflicto energético llegó, por lo menos, a 70 mil millones de dólares. En el momento más álgido del conflicto de Estados Unidos y China, México perdió la oportunidad de atraer mayor inversión al país debido a la incertidumbre causada por el conflicto comercial, y por disponer únicamente de energía cara y sucia. Se perdió esa oportunidad histórica.
Las secuelas del conflicto comercial por la política energética de López Obrador se extendieron más allá de su mandato. En 2026, en el marco de la renegociación del TMEC, se establecieron condiciones más duras para México, lo que impidió que el sector agroindustrial y manufacturero de exportación pudieran expandirse más rápidamente. Al perder su dinamismo el principal motor de la economía mexicana, las zonas más atrasadas del sur del país retrocedieron aún más y no hubo recursos fiscales suficientes para apuntalar su desarrollo. Las brechas entre el norte y el sur se cerraron, pero por la razón equivocada: el deterioro del norte y no el empuje del sur”.
Nota: El (*) indica cifras hipotéticas estimadas con base en la información actual. Para 2026, cuando se escriba esta historia, serán datos conocidos.