Los gestos de simpatía del presidente López Obrador con la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, son frecuentes.
Hace un par de días, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, ahora explícitamente operador político de AMLO, juntó a Ricardo Monreal, coordinador de Morena en el Senado, y a la propia jefa de Gobierno en una reunión.
Ayer, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, de nuevo tuvo un escaparate muy visible en el Senado, del que salió muy bien librado. Y de paso también habló con Monreal.
En suma, el presidente López Obrador y quienes han levantado la mano en Morena, siguen moviéndose para fortalecer una posible candidatura presidencial para 2024.
Al observar este juego en el tablero, uno podría pensar que quienes están interesados en que Morena no siga en el poder, ya también están trabajando fuertemente para ponerles un freno.
Ya le hemos comentado en diferentes ocasiones en este espacio el resultado de la elección federal en junio, en la cual Morena y sus aliados obtuvieron 48.3 por ciento de los votos válidos y se confirmaron como la primera fuerza política del país.
El llamado bloque opositor sumó 44.3 por ciento de los votos válidos y Movimiento Ciudadano 7.8 por ciento.
Si los cuatro partidos que no forman parte del bloque de Morena se aliaran, tendrían oportunidad de triunfo. Si van por separado, la probabilidad de derrota es alta.
Pero, además, la oposición necesita convencer a una parte de la población, ya sea los que hoy son indecisos o bien a una parte de quienes manifiestan tener simpatía por Morena y sus aliados, para que voten por un candidato opositor.
Sin embargo, ese proceso no parece estar ocurriendo.
El tono de las críticas de la oposición al gobierno y particularmente al presidente, o de los críticos que se expresan en redes sociales o en medios, apunta a hablarle a quienes coinciden con ellos y no están de acuerdo con el gobierno.
En casos extremos, incluso hay quien ha considerado a los partidarios de AMLO ignorantes o meramente interesados en las dádivas que el gobierno les ofrece.
Con este tipo de actitudes, al paso de los meses se va a fortalecer la probabilidad de que Morena gane la elección federal en poco menos de tres años.
Todavía no percibo entre los opositores que haya el intento de entender por qué López Obrador mantiene el respaldo mayoritario.
En su lógica, esto no debiera ocurrir, es una anomalía, pues se trata de un gobierno que no ha permitido el crecimiento de la economía, que ha generado más pobreza y que manejó mal la crisis sanitaria asociada con la pandemia, además de acentuar la crisis de seguridad en el país.
Por eso a muchos no les cabe que las mediciones de la mayoría de los encuestadores confirmen que más del 50 por ciento de la población apruebe a AMLO.
Como le he comentado con insistencia, la única oportunidad que veo para la oposición es que, en un plazo breve, logre construir una candidatura única y que sobre ella pueda desarrollar una narrativa que compita con la que AMLO ha construido a lo largo de muchos años.
Para hacerlo se requieren tiempo y recursos.
Por eso es que cada mes que transcurre sin que ello suceda, es un mes que gana el gobierno en su estrategia para repetir en el poder en 2024.
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