Todo indica que hoy o en la madrugada de mañana, todo el paquete de ingresos, es decir, la Ley de Ingresos, la Ley de Derechos y la Miscelánea Fiscal, habrá sido aprobado por la Cámara de Diputados, prácticamente sin cambiar ni una coma a lo enviado por Hacienda.
Las votaciones habrán tenido el rechazo prácticamente unánime de la oposición y el respaldo completo de Morena y sus aliados.
Y ahora irán a la Cámara de Senadores donde probablemente tampoco reciban modificaciones.
Sin embargo, la historia podría ser diferente, cuando en las siguientes semanas se discuta el Presupuesto de Egresos.
No se trata de que en materia de gasto, Morena vaya a ser generoso y a dar concesiones a las demandas de otras fuerzas políticas.
No, de lo que eventualmente podría tratarse es de emplear la negociación del Presupuesto como un recurso para obtener votos a favor de la reforma eléctrica.
La Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, cámara de origen en la reforma constitucional en materia eléctrica, ha planteado que la discusión de la iniciativa no será inmediata.
Ha señalado la posibilidad de realizar un Parlamento abierto, para escuchar los diferentes puntos de vista.
Francamente, no creo que Morena esté considerando seriamente cambiar la iniciativa a partir de escuchar las voces de los expertos, que mayoritariamente se han expresado en contra de ella.
De lo que probablemente se trataría es de esperar hasta la discusión del Presupuesto para tener una moneda de cambio y por lo mismo, la posibilidad de negociar los votos de algunos legisladores del PRI.
Aunque la Cámara de Senadores no apruebe el Presupuesto, este año probablemente deba trabajar de manera estrecha con los diputados con objeto de que también algunos senadores del PRI reciban ‘incentivos’ para que respalden la reforma eléctrica.
En el pasado, cuando no había mayorías absolutas, había un fondo con el que se financiaban proyectos patrocinados por los diputados, como carreteras, que permitían a los legisladores posicionarse en sus distritos.
Le comentamos ayer en este espacio que se ve difícil que los priistas vayan a votar de manera uniforme.
Ni sus líderes de las fracciones parlamentarias en las dos cámaras, ni tampoco el líder nacional del partido tienen la autoridad necesaria para conseguir una votación monolítica.
Esto lleva a Morena a buscar un estilo de negociación que sume votos de legisladores priistas en lo individual o cuando mucho de pequeños grupos.
Además de apoyos en materia presupuestal, otro de los ingredientes que estará presente en esta negociación es la modificación de algunos de los aspectos de la reforma.
Si no se cambiara nada, si se pretende pasar sin moverle ni una coma, sería muy difícil para los priistas justificar el respaldo a la iniciativa de López Obrador.
Es por ello que las posiciones intolerantes, como la expresada el fin de semana por Bartlett, meten en dificultades a los negociadores de Morena.
Pero al mismo tiempo, algunos morenistas radicales temen que en la negociación la iniciativa pueda ser rasurada de aspectos que ellos consideran indispensables.
Por eso quisieran que los votos de los priistas se buscaran más bien a través de presiones y no de concesiones.
Es pronto para saber lo que va a ocurrir, pero quienes piensen que la reforma eléctrica ya está amarrada para el gobierno, se pueden llevar una sorpresa, pues todavía hay muchos obstáculos que se tienen que saltar.
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