Si piensa que hablo de la elección presidencial de junio de 2024… no está en lo correcto.
No es que no sea motivo de preocupación, pero hay otro proceso electoral que me preocupa más y tendrá lugar el martes 5 de noviembre de ese año.
Seguramente ya lo adivinó, se trata de las elecciones en Estados Unidos, que determinarán al siguiente presidente y la totalidad de la Cámara de Representantes.
Quien gane la próxima elección presidencial en México, tendrá su principal relación internacional con quien gane esa elección de noviembre.
Apenas cuatro meses y semanas después de que el nuevo presidente mexicano tome posesión, lo hará el presidente de Estados Unidos.
Es muy temprano para saber cuál puede ser el resultado de esa elección, pero pueden trazarse algunas líneas, que son precisamente las que dan motivo a la preocupación.
Dentro del campo demócrata, en noviembre del año pasado, Biden anunció su intención de buscar la reelección.
No es seguro que un presidente en funciones se convierta en automático en candidato de su partido si opta por intentar reelegirse, pero sí tiene muy amplias posibilidades.
El problema con Biden es su edad y su salud.
Ayer se informó que dio positivo a Covid y surgieron preocupaciones. Lo más probable es que pase sin mayores consecuencias dado que ha recibido cuatro dosis de vacunas.
Pero el tema de que tendría 82 años cuando iniciara su mandato en enero de 2025, puede incidir en sus posibilidades de obtener la candidatura demócrata.
Y no hay otra figura suficientemente poderosa entre los demócratas pese a que sí hay algunos y algunas aspirantes.
En el caso de los republicanos, si Donald Trump logra sortear jurídica y políticamente las audiencias del comité que investiga los hechos del 6 de enero, puede convertirse en el más probable candidato presidencial con buenas posibilidades de regresar a la Casa Blanca en enero de 2025.
Creo que el mundo cambiaría con Trump de nuevo en el poder.
Piense simplemente en su posición respecto a Rusia y la invasión a Ucrania.
Algunos incluso creen que Putin tratará de alargar la guerra a la espera de una crisis económica en Europa y el retorno de Trump a la presidencia, lo que cambiaría radicalmente el entorno global.
Si ya tenemos hoy un mundo complicado y amenazante, la mera posibilidad de que vuelva a estar en el poder quien intentó socavar la democracia en Estados Unidos e impedir la llegada de Biden, hace el orbe mucho más complejo y riesgoso.
Para el proceso electoral mexicano, lo que vaya ocurriendo con las candidaturas presidenciales en Estados Unidos también puede ser muy relevante y probablemente influirá en el ambiente electoral que se viva en nuestro país.
Debe recordarse que Trump llegó en 2017 con la bandera de cancelar el TLCAN, aunque luego se le pudo convencer de que era mejor renegociar.
Tocará a los nuevos gobiernos de ambos países que surgirán de las siguientes elecciones proceder a la primera revisión integral del Tratado, pues de acuerdo con lo convenido, en enero de 2026 deberá comenzar la evaluación sexenal del Tratado.
Si Trump ganara y regresara la visión proteccionista, podría pedir la reapertura del documento para modificar algunos asuntos de su relación con México, como el sector de la energía, por ejemplo.
Las posibilidades de que se volviera a generar un ambiente de incertidumbre serían grandes en ese contexto.
Si, además, resultara que hay inestabilidad política en nuestro país, derivada del resultado electoral de junio del 2024, la combinación puede ser explosiva.
Creo que las consultas solicitadas esta semana por Estados Unidos y Canadá debido a la política energética mexicana, son apenas una muy pálida muestra de los potenciales conflictos que se nos podrían presentar en el futuro.
Más nos vale tomarlo en cuenta.