Coordenadas

Las ‘corcholatas’ y las Fuerzas Armadas

No parece haber alguien que reúna todas las condiciones que el presidente López Obrador esperaría garantizar para su legado.

No le va a ser fácil al presidente López Obrador elegir al candidato de Morena, es decir, a quien él supone que será su sucesor o sucesora.

Que la definición vaya a ser a través de encuestas imparciales es algo que no creen ni los morenistas.

No parece haber alguien que reúna todas las condiciones que él esperaría garantizar su legado.

Hasta ahora, se han planteado cuatro posibles aspirantes del partido en el poder.

Veamos cada caso y por qué no es tan obvio quién será el elegido o elegida de López Obrador.

1-Ricardo Monreal.

Monreal es un político que tiene una trayectoria propia, no ha dependido de López Obrador para llegar a los cargos que ha ocupado, aunque desde hace muchos años tiene un camino convergente con el presidente.

Tiene criterio propio y una serie de episodios que lo distancia de AMLO.

Uno de ellos fue la elección de la candidata a Jefa de Gobierno en el 2018.

Monreal acusó que en esa elección se había confabulado la ‘nomenclatura’ de Morena para quitarle la candidatura.

Por algunos meses, el zacatecano se distanció de AMLO, aunque al final logró una negociación para convertirse en candidato a senador y sobre la base de un triunfo seguro, líder del Senado.

En los primeros tres años del gobierno actual operó de manera muy eficaz algunas de las reformas plateadas por López Obrador.

No obstante, hubo otro episodio de choque en el 2021 cuando López Obrador percibió que Monreal operó en la delegación Cuauhtémoc en contra de la candidata de Morena, Dolores Padierna, algo que hasta ahora no le ha perdonado.

Sobre esta base es que pareciera que Ricardo Monreal no puede ser el elegido.

2-Marcelo Ebrard.

Ebrard es un político que también tiene trayectoria e imagen propia.

Ya fue una vez sucesor de López Obrador en el gobierno de la Ciudad de México, cosa que el canciller recientemente recordó y López Obrador tuvo plena protección en el gobierno de Ebrard, aunque tuvo otra visión al gobernar la Ciudad de México.

Ebrard parece ser un político moderno con una agenda ambiental, política y social que eventualmente puede chocar con la visión arcaica y conservadora del presidente de la República.

Su eficacia como operador está fuera de discusión y López Obrador la ha utilizado en múltiples ocasiones, incluso para tareas fuera de su ámbito natural de responsabilidades.

Sin embargo, López Obrador podría pensar que Ebrard tiene el potencial de conducir al país en un rumbo diferente al que él ha trazado.

3- Adán Augusto López.

El actual secretario de Gobernación, paisano y cercano colaborador de AMLO, emergió como el más reciente aspirante.

Durante los primeros meses al frente de Gobernación renovó la función de esa cartera que volvió a tener un gran peso institucional.

Se convirtió en el operador político más importante de López Obrador, denominado simbólicamente “el 2″, en aquella conversación que sostuvieron Alejandro Moreno y Manuel Velasco y que trascendió a medios.

Para muchos, parece ser el candidato más cercano al corazón del presidente, por su origen y por su plena lealtad.

El problema con Adán Augusto es que después de un arranque muy significativo tras haber llegado a Gobernación, su popularidad, parece haberse estancado y no hay certeza de que pueda crecer para convertirse en un candidato presidencial ganador.

López Obrador probablemente no lo respaldaría si piensa que existe el riesgo de qué él no gane la elección del 2024. Si no hay contrincante al frente las posibilidades de que Adán Augusto sea “el bueno”, crecen.

4-Claudia Sheinbaum.

Para muchos, la selección de Claudia como candidata a Jefa de Gobierno en agosto de 2017, ya estuvo pensada como un escalón que concluiría en su selección como candidata presidencial.

No obstante, ha habido un par de episodios que le han sido contraproducentes y que han puesto en duda esa inclinación.

El más importante de ellos fue el resultado electoral en las elecciones del 2021, pues Morena perdió en la Ciudad de México (medido por votos totales) luego de que en 2018 habría logrado un triunfo arrollador.

En la medida que Claudia operó el proceso electoral para Morena en la capital se le endosó el fracaso y trascendió el fuerte regaño presidencial que padeció.

El otro elemento en contra es que en la gestión de sus primeros tres años de su gobierno, los temas de la agenda capitalina como la movilidad, el medio ambiente, o la equidad de género, no están entre los más cercanos al gusto de AMLO.

Esto implica que López Obrador podría temer que si la Jefa de Gobierno llegara a la presidencia de la República y ya no tuviera el condicionamiento que hoy tiene por parte de él mismo, como el gran elector, bien podría desarrollar una agenda de políticas públicas diferente a la que él quisiera.

Sobre la base de este cuadro, la clave de la estrategia para asegurar la permanencia de los proyectos de la cuarta transformación es el ejército.

Por eso la relevancia de entregarle la Guardia Nacional, aunque tenga que brincarse la Constitución.

López Obrador no sólo le ha dado relieve a las Fuerzas Armadas porque considere que son las más eficaces en las encomiendas que les da.

La razón principal es que sabe que la permanencia de sus proyectos, en la medida que también lo sean de las Fuerzas Armadas, es una garantía de continuidad, con independencia de quién sea su candidato presidencial.

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