¿Quiere usted trabajo y no lo consigue?
Le tengo la solución: búsquelo en Estados Unidos. Y tendrá muy buen salario.
Estamos viviendo en estos días una circunstancia paradójica en la economía estadounidense: aunque el PIB lleva dos trimestres de retroceso, la creación de empleo nuevo va como no se había visto desde hace mucho tiempo.
En julio se crearon 528 mil nuevos puestos de trabajo, superando todas las expectativas. Y en los doce meses previos, van creados 6.1 millones.
Pero, además, la tasa de desempleo llegó a 3.5 por ciento.
Si quiere encontrar una tasa más baja en Estados Unidos tiene que remontarse hasta el año de 1969, hace 53 años.
Esta circunstancia es la que ha conducido a muchas personas a dudar de si hay realmente recesión en la economía estadounidense o si nos aproximamos a una.
En ese contexto, la demanda de trabajadores ha crecido fuertemente y esto incluye también a los trabajadores migrantes mexicanos.
Se estima que tan solo en el primer semestre de este año, el número de trabajadores migrantes ocupados haya crecido en 466 mil 500 aproximadamente.
Para tener una referencia, el número de trabajadores formales ocupados en México aumentó en ese mismo lapso en 448 mil 700.
Es decir, el número de paisanos que se ocupó en Estados Unidos fue superior al de quienes obtuvieron una plaza en la economía formal en México.
De esa magnitud es el impulso que se ha observado.
Gracias a los trabajos realizados por Jesús Cervantes en el Cemla desde hace muchos años, sabemos, por ejemplo, que el salario mensual promedio de los migrantes mexicanos alcanza el equivalente a 68 mil pesos mensuales.
Actualmente, el salario medio de los trabajadores en la economía formal en México es de 14 mil 560 pesos mensuales.
Es decir, un trabajador mexicano puede aspirar a ganar 4.7 veces más de lo que gana en México. Y muchos migrantes ni siquiera aspirarían al salario de los trabajos formales en México.
El crecimiento del empleo migrante con los niveles de salario que comentamos es una explicación fundamental del impulso que han tenido las remesas en México.
El análisis realizado por Jesús Cervantes indica que el envío de la remesa mensual fue equivalente a 16.7 por ciento del ingreso promedio del migrante en el primer semestre del año.
Los datos indican que hay aproximadamente 7.6 millones de migrantes ocupados en Estados Unidos, además de casi 10 millones de nativos norteamericanos, pero de origen mexicano, es decir que sus padres o abuelos también fueron migrantes.
La economía del migrante mexicano es un componente fundamental de la de Estados Unidos.
Se ha hablado mucho de que la relocalización manufacturera o nearshoring es uno de los factores que están atrayendo a las empresas de EU a buscar establecerse en México, y eso es un hecho.
Pero, otro factor de enorme relieve es la escasez de mano de obra que se está viviendo en Estados Unidos y que también se está empezando a observar en algunas ciudades manufactureras del país.
Sin embargo, de acuerdo con diversos desarrolladores, el obstáculo principal para la instalación de nuevas plantas en algunas de esas ciudades no es todavía la escasez de mano de obra, como sí lo es claramente en Estados Unidos, sino la posible escasez de energía eléctrica.
Una nueva planta manufacturera requiere de una garantía de abasto de energía por un periodo largo, en un contexto de crecimiento de la demanda.
La generación bruta de electricidad en México, de acuerdo con los indicadores de la Secretaría de Energía fue en junio de este año 5.2 por ciento inferior a la del mismo mes de 2019, nada recomendable si queremos atraer inversiones.
Pero, regresando al tema mano de obra, con las diferencias salariales que hay y la demanda que existe en Estados Unidos, tenga la certeza de que la presión migratoria de nuestro país va a continuar al menos en los siguientes meses.
¿Resiste usted el cañonazo de los 68 mil pesos mensuales?