Hoy está en juego la democracia en México.
Este domingo van a realizarse decenas de concentraciones en todo el país e incluso en el extranjero.El propósito de todas ellas es expresar el rechazo a una reforma que pretende destruir el sistema electoral que ha permitido que México se convierta en una real democracia en el curso de los últimos 30 años. De hecho es precisamente ese sistema, construido desde las movilizaciones de 1988, el que permitió que López Obrador y Morena llegaran al poder.Pero, precisamente, por la existencia de un juego democrático equitativo como el que existe en México, AMLO y el gobierno actual saben que pueden perder el poder.
Esa democracia ya permitió tres alternancias del poder ejecutivo federal, en el 2000, 2012 y 2018… y no se quiere que haya más.
Por eso es que se ha querido cambiar las reglas para tener reglas del juego que aseguren que Morena en el 2024 vuelva a obtener la presidencia de la República y el control de las Cámaras del Congreso.
Entre Morena y sus aliados se mezcla la visión de la vieja izquierda que consideraba que las elecciones eran solo una vía para llegar al poder, no el eje del sistema democrático, y la vieja mentalidad priista, expresada en aquella célebre frase del eterno líder sindical, Fidel Velázquez, en la que afirmaba que ganaron el poder con las armas, y que se los tendrían que quitar de la misma manera. Los cambios que cargan los dados en materia electoral a favor de Morena ya fueron aprobados en su totalidad por el Congreso de la Unión y ahora están a la espera de ser promulgados por el presidente de la República.Una vía para combatirlos es la jurídica.
En cuanto las reformas sean promulgadas vendrá una ola de Acciones de Inconstitucionalidad que llegarán a la Corte, así como Controversias Constitucionales y Juicios de Amparo que llegarán a los diferentes juzgados de la República.Tengo confianza en que el Poder Judicial tendrá la integridad y el valor suficientes para detener los cambios que claramente son violatorios de los preceptos constitucionales.Esa ruta, probablemente llevará algunos meses y, cómo vimos ya en los últimos días, habrá fuertes presiones en contra de la Corte para que no resuelva en los términos constitucionales sino al gusto del presidente.Por fortuna creo que López Obrador está equivocando la estrategia ya que con la grosera presión contra el Poder Judicial, lo que va a propiciar será que se reafirme la independencia de jueces, magistrados y ministros.
Además de la vía jurídica, hay otra igualmente relevante, se trata de la vía política, de la expresión de rechazo de la gente al intento de ‘destazar’ las instituciones que han garantizado la democracia en México, esencialmente el INE. Por ello, adquieren una importancia enorme las movilizaciones que el día de hoy van a realizarse. Si se logran llenar muchas plazas públicas en toda la República, comenzando por el Zócalo de la Ciudad de México, se hará difícil que prospere el intento de destruir las instituciones y reglas que preservan la democracia.Ya le he comentado en varias ocasiones que la Corte, aunque base tus decisiones en el análisis de la constitucionalidad de las leyes, no opera en una burbuja sino que toma sus determinaciones en un ambiente social específico.Tengo la certeza de que una movilización ciudadana de enormes magnitudes a nivel nacional le hará ver a los ministros que, literalmente, la gente de a pie es la que rechaza el intento de pasar por arriba de nuestra ley fundamental, para establecer un sistema electoral que cargue los dados a favor del régimen actual.En el mes de noviembre, en buena medida, la movilización ciudadana impidió que se realizara la reforma constitucional pretendida por López Obrador, que iba a cambiar la Constitución y a destruir al Instituto Nacional Electoral.Lo que ahora se pretende es hacerlo a través de los cambios legales que ya fueron aprobados, aprovechando la mayoría simple de Morena en las dos cámaras. La concentración ciudadana en las plazas públicas el día de hoy puede conducir a que también se impida este intento, respaldando la independencia y autonomía del Poder Judicial.
Hoy, la defensa del voto libre, requiere la consigna: “la Corte no se toca”.No será la última batalla. Habrá otras en el futuro que influyan en el curso de los acontecimientos en el país.
Pero, si la de hoy se pierde, es probable que ya no haya manera de revertir el resultado de la guerra.