No, no estoy hablando de si la globalización llegó a su fin o si los tiempos que vivimos representan solamente un paréntesis en ella.
Tampoco estoy preguntando si la modernización política de México, que apuntaba a convertirnos en una democracia moderna, llegó a su término o si los intentos de socavar las instituciones como el INE, el INAI o la Suprema Corte representan un mero paréntesis.
Menos aún me refiero a si la pluralidad y diversidad política que caracterizaron a nuestras sociedades por años terminaron su ciclo para ser sustituidas por la polarización, o si se trata solamente de un paréntesis.
Todas las disyuntivas anteriores son muy complejas, difíciles de dilucidar y muy relevantes.
Pero lo que hoy pregunto es más sencillo, aunque igualmente trascendente: ¿llegamos al fin del ciclo alcista de las tasas de interés o estamos solamente en un paréntesis de este?
Aduciendo la tendencia a la baja en la inflación, así como las decisiones que han tomado otros bancos centrales en el mundo, por unanimidad, la Junta de Gobierno del Banxico determinó dejar sin cambios su tasa objetivo, que está en 11.25 por ciento.
Sin embargo, al mismo tiempo señaló que “considera que será necesario mantener la tasa de referencia en su nivel actual durante un periodo prolongado”.
Esto significa en realidad que la tasa real de interés aumentaría si es que la inflación siguiera una trayectoria a la baja pues implicaría la misma tasa nominal, pero con un menor ritmo de crecimiento de los precios.
Esta valoración es la que hace sospechar a algunos que no es cien por ciento seguro que el ciclo alcista haya llegado a su fin.
De hecho, en Estados Unidos ayer hubo también un sentimiento parecido después de que Lorei Logan, la presidenta de la Reserva Federal de Dallas, dijo que aún no están claros los argumentos a favor de una pausa en las alzas de tasas de interés y expresó su decepción por la falta de avances más sustantivos en el control de la inflación.
Como le hemos comentado en otras ocasiones, aun si la Fed subiera sus tasas una vez más, el Banxico no estaría obligado a hacerlo en virtud de que las tasas reales en México son más elevadas que en EU y de que el peso se ha fortalecido de modo sorpresivo frente al dólar en este año.
Sin embargo, un nuevo incremento de tasas por parte de la Fed podría crear un ambiente en el que no podría descartarse del todo un nuevo incremento también aquí.
La constante en las evaluaciones de la mayoría de los bancos centrales, así como de instituciones financieras multilaterales es que, si bien la inflación se ha contenido, aún está en niveles indeseables, lo que no permite descartar del todo que ocurrieran más alzas, aunque por lo pronto ese no sea el escenario más probable.
Como resultado de las anteriores percepciones, el tipo de cambio del peso frente al dólar ayer tuvo una ligera depreciación, aunque siguió significativamente por debajo de los 18 pesos.
En medio de las dudas descritas, lo que sí parece estar claro es que tendremos un periodo prolongado de tasas elevadas por parte de los bancos centrales, que, de una manera u otra, van a gravitar sobre la actividad económica.
Tal vez en un país como México, con niveles elevados de sub-bancarización, tarde más su efecto, pero el tener un crédito caro por un periodo prologado, inevitablemente va a deprimir el consumo y la actividad económica.
Tal vez crezcamos 2 por ciento este año, mejor que lo esperado como aquí le hemos comentado, pero sería más si no hubiera sido necesario aplicar una política restrictiva por tanto tiempo.