Coordenadas

¿Llegará el dólar a niveles de 16 pesos?

Los turistas mexicanos que viajan al extranjero están contentos con el peso fuerte. El problema, como siempre hemos planteado, son las exportaciones.

La última ocasión que el tipo de cambio del peso frente al dólar estuvo por debajo de los 17 pesos fue el 17 de diciembre del 2015, hace casi seis años y medio.

Hace apenas algunas semanas la pregunta que encabeza esta columna hubiera parecido algo inimaginable, pero ahora ya no se ve como algo remoto.

Entre el 31 de diciembre del año pasado y el viernes 9 de junio, el dólar se abarató en 11.2 por ciento. A tasa anual, es decir, comparando con el mismo día del año pasado, la apreciación de nuestra moneda es de 11.9 por ciento.

Pero lo más importante es que por ahora no se percibe un cambio en las dinámicas que han propiciado este comportamiento.

Quizás el factor más importante es el diferencial de tasas de interés.

La tasa de los Cetes a 28 días está en 11.3 por ciento, lo que significa que la tasa en dólares, considerando la apreciación de nuestra moneda, resultó de casi 24 por ciento.

Con ese nivel de rendimiento es entendible que haya un importante flujo de recursos hacia activos en pesos, como los Cetes.

¿Qué puede cambiar el comportamiento de nuestra moneda?

Creo que solo un disparo de la aversión al riesgo a escala global podría alterar la tendencia.

Una pregunta frecuente cuando se exponen estos hechos es si las circunstancias políticas domésticas, que se encuentran cada vez más agitadas, tienen el potencial de propiciar un cambio en las percepciones de riesgo.

No creo que la renuncia a sus cargos de los aspirantes a convertirse en abanderados de Morena vaya a propiciar un temor que cambie el comportamiento del dólar.

Incluso, el hecho de que la Reserva Federal pudiera anunciar pasado mañana un incremento de las tasas y el Banxico no lo haga el jueves de la próxima semana, no pareciera suficiente para cambiar sustancialmente las cosas.

Tal vez la única posibilidad de un cambio en la dirección en la que se mueve el dólar pudiera derivar de que, por un lado, la Fed sugiriera aún más alzas en el futuro y el Banxico anticipara una reducción de las tasas en México antes de lo esperado.

Aquí le hemos comentado en diversas ocasiones los efectos diversos que tiene un dólar tan barato como el que tenemos.

Los importadores de bienes y servicios están encantados, pues los precios de lo que compran afuera han bajado.

Y quizás ese sea uno de los factores que permitió que la inflación del mes de mayo –que se dio a conocer el jueves pasado– haya sido de 5.84 por ciento a tasa anual, la más baja en dos años.

Los turistas mexicanos que viajan al extranjero también están contentos con el peso fuerte.

El problema, como siempre hemos planteado, son las exportaciones. Especialmente las de productos y servicios que tienen costos en pesos.

En el mes de abril las exportaciones no petroleras del país cayeron en 2.3 por ciento respecto a los datos de marzo. Y en comparación con el mismo mes de 2022, el crecimiento se desaceleró y ya fue de solo 2.7 por ciento.

No sabemos aún qué parte de este freno deriva del menor crecimiento industrial en Estados Unidos o en qué medida el tipo de cambio ya está afectando el desempeño exportador, pero lo más probable es que ocurran ambas cosas.

El hecho es que el motor exportador se está frenando y el país está dependiendo cada vez más del comportamiento de su mercado interno para el crecimiento del 2023.

La buena noticia es que el consumo y la inversión no han perdido tracción y anticipan un resultado mejor que el previsto por la mayoría.

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