Xóchitl Gálvez no tiene asegurada la candidatura presidencial de la oposición.
Su irrupción en la escena política nacional, en tanto un hecho fuera de lo ordinario, propició un entusiasmo entre corrientes opositoras que hizo perder las proporciones.
De acuerdo con la más reciente encuesta de El Financiero, ella tiene el 22 por ciento de las preferencias para convertirse en candidata de la oposición, frente a un 16 por ciento de quien marcha en segunda posición, Santiago Creel.
Su crecimiento tan rápido ha conducido a algunos a pensar que se trata de la única opción del bloque opositor, por lo que hubo varios llamados a que declinaran todos los demás.
Si una ventaja de 6 puntos fuera suficiente para llamar a la declinación de todos los otros, Claudia Sheinbaum lo hubiera hecho desde hace mucho tiempo en Morena.
Que Xóchitl, por sus atributos y circunstancias, tenga el potencial de crecer más, es algo muy diferente a que las realidades actuales lleven a todos los demás a abandonar la competencia para apoyarla.
Permítame poner sobre la mesa un conjunto de pros y contras que ella tiene, y que a veces son dos caras del mismo atributo.
Vamos con los aspectos positivos.
1.- Su autenticidad. Ella es un espécimen raro de la clase política mexicana a la que pertenece desde hace poco más de dos décadas. Uno de sus atributos fundamentales es la autenticidad. Quienes la conocemos desde hace más de 25 años sabemos que la Xóchitl de hoy es la misma que era antes de incursionar en la política. No es fácil mantener esa consistencia.
2.- Su creatividad. Así como fue exitosa en los negocios por su creatividad en diversos aspectos de la tecnología, aplicó lo mismo a la política. Como delegada en Miguel Hidalgo llegaba anónimamente a los lugares que ofrecían hospedaje irregularmente o luego en el Senado se disfrazaba de dinosaurio o se encadenaba a la silla de la presidencia del Senado.
3.- Su carácter ciudadano. Xóchitl se convirtió en funcionaria pública en un gobierno del PAN, luego fue delegada y senadora bajo las siglas de Acción Nacional. El PAN echó mano de su prestigio y talento, pero nunca fue parte de la maquinaria. La nomenklatura del PAN no la quiere. Así que en realidad la fuerza de la senadora Gálvez viene de su respaldo ciudadano.
4.- Su relato. Pocas personas tienen un relato tan poderoso como el de ella. Haber vendido gelatinas o tamales para ayudar a la casa, hasta convertirse en aspirante a la candidatura presidencial, es una historia inspiradora, que pocos políticos tienen.
Pero van algunas debilidades.
1.- Carece de maquinaria. Es Xóchitl y su alma. Como aspirante a la candidatura presidencial, no atrae a ninguna maquinaria partidista. En redes sociales, muchos le aplauden. Si la ven en lugares públicos lo hacen, pero queda la duda de si podrá construir una estructura propia que la respalde, al margen de los partidos.
2.- Ya está en el blanco. Sea por intención deliberada o por equivocación, el presidente López Obrador ya la convirtió en la ‘bestia negra’ de la 4T desde ahora y lo será por meses, unos cuantos, si solo es precandidata o muchos más si resultara candidata. Así que tendrá escrutinio severo, presiones e incluso agresiones. Estas pueden desequilibrarla económica o incluso emocionalmente.
3.- Muchos la arropan… y la asedian. A Xóchitl ahora quieren rodearla muchos. Y la asedian más. Quieren asesorarla, financiarla, apoyarla, venderle la fórmula mágica para ganar la elección. Darle mil ideas y peticiones. De ser una senadora folclórica, se convirtió en uno de los personajes de mayor perfil de la vida política nacional. Manejar esta circunstancia es muy, pero muy complicado y puede descarrilar al más vertical.
4.- Requiere un relato, no solo personal, sino para el país. Su historia de vida es inspiradora. Por eso se han movilizado desde Morena para desacreditarla, y lo van a seguir haciendo sin descanso. No sé si lo logren. Pero ella no tiene un relato equiparable para el país. Hasta ahora su discurso se ha mantenido en tono crítico. Y es explicable. Pero si lo sigue haciendo por mucho tiempo, se va a desgastar. Necesita decirle a México que las esperanzas que generó López Obrador siguen vivas con ella y no solo que el gobierno de AMLO no funcionó.
Y peor todavía, con personajes como Vicente Fox como apologistas, es como echarla al agua a nadar con toneladas de lastre.
Seguiremos comentando el cuadro.
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