En las semanas recientes hemos visto un nivel de tensión que no se había registrado previamente, tanto entre los aspirantes de Morena como entre los del Frente Amplio de la oposición.
Es natural que las diferencias se hagan manifiestas pues se trata de una competencia y, por tanto, habrá ganadores y perdedores.
Y es natural que haya más nerviosismo y los ánimos se exalten cuanto más cerca se esté del momento de la decisión.
Lo que debe definirse es si las diferencias que se han mostrado son parte natural del proceso o amenazan con fracturar a alguno de los bloques.
Veamos los casos específicos.
El tema más reciente en el caso de Morena derivó de la selección de las cuatro empresas que realizarían “encuestas espejo” a la que efectúe Morena y que será la que defina al candidato.
La convocatoria refería que serían excluidas aquellas casas encuestadoras que hubieran tenido resultados deficientes en los levantamientos recientes.
Sin embargo, hubo ambigüedad en la metodología para identificar dicho desempeño deficiente.
Mario Delgado, presidente de Morena, señaló que se descartaría a las empresas que hubieran fallado en la previsión del ganador en las más recientes elecciones.
Sin embargo, los equipos de Marcelo Ebrard y Adán Augusto López interpretaron que no se tomarían en cuenta a empresas que, a pesar de haber identificado correctamente al ganador, su estimación hubiera quedado lejos del resultado.
El amago de enfrentamiento quedó resuelto el viernes pasado cuando Ricardo Monreal, una de cuyas propuestas había sido seleccionada, declinó proponerla y dejó el espacio para que se considerara más bien una propuesta de Ebrard.
Por lo pronto, eso significó el fin de la crisis, pero tenga la certeza de habrá otras manifestaciones de discrepancia en los siguientes días, que, como el propio Ebrard señaló, no van a poner en riesgo su permanencia en el proceso.
En el caso del Frente Opositor, sin mencionar específicamente a Xóchitl Gálvez, Beatriz Paredes, en el marco del primer Foro Regional, realizado en Durango, sugirió que los aspirantes no deben haber sido denunciados ni tampoco haber realizado negocios al amparo de sus posiciones como servidores públicos. Igualmente se ha cuestionado que se presione a uno de los contendientes a que decline a favor de otra, con una referencia clara a lo que algunos han dicho, para que Creel respalde a Xóchitl.
Veremos si en los siguientes Foros, Beatriz mantiene ese mismo tono del discurso y si Xóchitl esgrime una respuesta más confrontativa respecto a la priista.
Pese a que el debate pudiera hacerse más intenso, no creo que se corra el riesgo de una fractura en el Frente.
Las críticas a los priistas, que anunciaron respaldo a su candidata están fuera de lugar. Es algo normal que un partido busque que una de sus representantes sea quien encabece el Frente. De eso se trata, ni más ni menos, la competencia.
La clave será que, cuando se llegue a una definición, los partidos que integran el Frente respalden al ganador o a la ganadora, de manera plena e inequívoca.
¿Existe el riesgo de que si gana Xóchitl Gálvez el proceso el PRI se vaya a hacer para atrás y deje de respaldarla? ¿O si ganara Beatriz hay riesgo de que la abandonara el PAN?
Lo dudo.
Me parece que los incentivos están alineados para que el Frente no se rompa porque eso es lo que conviene a los propios partidos políticos.
Incluso, el propio PRD, ya concluyó la ‘pausa’ y nuevamente está involucrado en los trabajos del Frente.
He leído versiones que afirman que el PRI está se habría aliado con Morena para hacer naufragar la candidatura de Xóchitl Gálvez.
No veo esa alianza, pero desde luego sí percibo, como le referí anteriormente, que es natural que el PRI pretenda el triunfo de Beatriz, quien, por cierto, no era la favorita de la estructura priista y si llegó a la etapa final del proceso, fue en gran medida por los méritos de la propia Beatriz.
Le recuerdo que, en el registro de firmas ciudadanas, Beatriz ocupó la segunda posición, solo detrás de la senadora Gálvez.
La competencia será intensa en el Frente y creo que al final, quien gane va a tener amplio respaldo.
En el caso de Morena, salvo que le hagan una trastada a Ebrard en la última fase del proceso, como, por ejemplo, una manipulación burda de la encuesta, que podría derivar de una selección de muestra hecha a la medida para favorecer a Claudia. Salvo algo así, creo que el excanciller va a permanecer en Morena hasta el final de este proceso.
Así que, competencia sí, pero no rupturas, es lo que hasta ahora puede apreciarse.