Coordenadas

Hay que acostumbrarse a las tasas altas

Mientras no haya algún otro paradigma económico que reemplace al que tenemos, lo más probable es que Banxico mantenga las tasas elevadas.

Tendremos tasas de interés elevadas por un periodo prolongado.

Si a alguien le quedaba alguna duda, la decisión de política monetaria del Banxico del día de ayer lo deja ver claramente.

De hecho, en términos reales, las tasas son cada vez más elevadas. Haga cuentas. La tasa objetivo del Banco Central quedó en 11.25 por ciento mientras que el dato más reciente de inflación se ubicó en 4.44 por ciento.

La tasa real equivalente es de 6.6 por ciento.

En pocos lugares del mundo hay rendimientos tan elevados.

Por ejemplo, en Estados Unidos la tasa objetivo es de 5.50 mientras que la inflación está en 3.7 por ciento. La tasa real es de 1.7 por ciento.

¿Por qué decimos que las tasas permanecerán elevadas por un periodo prolongado?

El comunicado y las estimaciones que ayer presentó la Junta de Gobierno del Banxico han conducido a algunos analistas a considerar incluso que la baja de las tasas podría comenzar hasta el segundo semestre de 2024.

La autoridad monetaria de Estados Unidos fue aún más allá la semana pasada y en sus proyecciones dejó ver que probablemente aún faltan dos aumentos de un cuarto de punto a las tasas.

Es decir, no es seguro que los réditos hayan llegado ya a sus niveles máximos.

Otro factor es que aun cuando la inflación general en México, de 4.44 por ciento, está en niveles que parecen cercanos al rango que es aceptable para Banxico (de 2 a 4 por ciento), la llamada “inflación subyacente”, que es la medición que la autoridad ve con más atención, está en 5.78 por ciento en su dato más reciente, lejos todavía de la meta del Banco Central.

¿Qué implicaciones tiene el hecho de que tengamos tasas altas por un periodo prolongado?

Se trata de un incentivo a invertir en activos financieros en pesos, lo que probablemente siga dando como resultado un dólar relativamente barato. Ayer ya se tranquilizó el mercado cambiario y el dólar cotizaba a 17.54 pesos por la tarde, previamente había llegado a 17.70 pesos.

La depreciación del peso que habíamos visto en los últimos días está asociada más bien a una mayor aversión al riesgo a nivel global que a un asunto interno de México, que se reflejó en un alza de las tasas de bonos en EU.

Si el tema del cierre del gobierno de EU se resuelve pronto y se diluyen temores de inestabilidad en China, lo más probable sería que viéramos nuevamente una tendencia a la baja del dólar.

Decíamos que hay un gran incentivo al ahorro financiero.

Si la inversión en Cetes a 28 días está arriba de 11 por ciento, las personas y empresas que cuenten con liquidez se verán empujadas a mantener recursos en estos instrumentos que ofrecen alto rendimiento.

Pasa lo contrario, para las empresas que para crecer requieren contratar deudas, pues una empresa pequeña o mediana puede estar pagando tasas del orden de 17 o 18 por ciento, lo que la puede poner contra la pared por los altos costos financieros.

Uno pensaría que estas tasas tan elevadas desincentivarían tanto el crédito al consumo como la inversión, pero no ha sido así.

Banxico está por dar a conocer los datos correspondientes a agosto, pero la cifra de julio indicaba un crecimiento real del crédito al consumo de 12.6 por ciento.

Y aunque el crédito empresarial ha crecido menos, también tiene un aumento real de 2 por ciento a la misma fecha.

Es decir, pareciera que las elevadas tasas no van a ser suficientes para impedir el crecimiento de la demanda por un lapso importante.

Después de la pandemia se rompieron algunas conexiones entre variables económicas que típicamente existían, y que ahora parecen haber quedado muy debilitadas.

Así que mientras no haya algún otro paradigma económico que reemplace al que tenemos, lo más probable es que Banxico mantenga las tasas elevadas.

Más vale estar advertido.

COLUMNAS ANTERIORES

La conexión China en el caso del TMEC
El peliagudo tema de la reforma fiscal

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.