Desde que en México hay elecciones presidenciales organizadas y reguladas por un órgano autónomo se han celebrado cinco elecciones presidenciales.
En tres ocasiones ha existido alternancia, es decir, el partido en el gobierno ha perdido y en otras dos ocasiones mantuvo el poder. Aunque el Instituto Federal Electoral (IFE) nació desde 1990, fue en 1994 cuando se “ciudadanizó” a partir de la crisis política que vivimos en ese año.
La primera elección presidencial organizada por el IFE fue la de 1994, sin embargo, no se produjo en ella la alternancia.
Ernesto Zedillo, candidato del partido en el poder, el PRI, logró el triunfo por 22.8 puntos de ventaja respecto a Diego Fernández de Ceballos, que ocupó la segunda posición.
Sin embargo, por primera ocasión en la historia moderna, el candidato presidencial triunfante obtuvo menos del 50 por ciento de los votos.
En 1996 volvió a cambiar el IFE y dejó de presidirlo el Secretario de Gobernación, para ser encabezado por un consejero ciudadano, José Woldenberg.
En el año 2000, por primera ocasión en la historia de México el partido en el poder perdió la elección presidencial y Vicente Fox, candidato del PAN, se convirtió en el presidente de la República.
Muchos atribuyen esa primera alternancia a los efectos de la crisis económica del año 1994, pues desde las elecciones de 1997, el PRI perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y también perdió el control de la Ciudad de México, cuando Cuauhtémoc Cárdenas resultó el primer gobernante electo de la capital.
Pese a la crisis de 1994, el sexenio de Zedillo resultó uno de los más exitosos en materia de crecimiento económico, por lo que en realidad lo que ocurrió es que la sociedad mexicana, cansada de la hegemonía priísta, optó por un cambio, que fue aceptado por el propio Zedillo.
En contra de lo que muchos esperaban, la segunda alternancia de la presidencia no se presentó en el 2006.
En las elecciones más reñidas y tal vez las más controversiales de la historia, Felipe Calderón consiguió el triunfo por apenas 0.58 por ciento.
Sin embargo, López Obrador nunca reconoció el resultado. Aún ahora sigue considerando que Calderón ganó con un fraude realizado por el gobierno de Fox y las autoridades electorales.
La alternancia, sin embargo, llegó de nuevo en 2012.La construcción de la candidatura de Enrique Peña Nieto ocurrió desde varios años antes, y su triunfo fue por 6.6 puntos respecto a la segunda posición, ocupada nuevamente por Andrés Manuel López Obrador.
AMLO compitió por tercera ocasión en el 2018, en un entorno favorable para él debido a la pérdida de popularidad del presidente Enrique Peña que apenas alcanzó el 24 por ciento de aprobación en la última fase de su mandato.
El triunfo de López Obrador fue producto de la persistencia de su trabajo político para convertirse en la opción “antisistema” así como el hartazgo de la población por la corrupción de la clase política tradicional.
El triunfo de AMLO tuvo dos dimensiones. Al ganar por una diferencia de 30.9 puntos de ventaja se convirtió en el triunfo más contundente en la historia moderna del país. Y además, logró la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y mayoría absoluta en la Cámara de Senadores, por primera ocasión desde 1994.
Para lograr una alternancia en el gobierno, como ha ocurrido en tres ocasiones en las últimas cinco elecciones se requiere que la sociedad mexicana busque otra opción política.
En la contienda de 2024, algunos piensan que la posibilidad de que ocurra la alternancia derivará de varios hechos singulares.
Uno de ellos es que por primera ocasión, los tres partidos históricos del país, el PRI, el PAN, y el PRD postularán a una sola candidata.
La otra singularidad es que es muy probable que una mujer gane la presidencia de la República por primera ocasión.
Las alternancias a veces han resultado sorpresivas y en otras eran esperables.
La de Fox tuvo ingredientes de sorpresa mientras que las de Peña y AMLO ya se esperaban.
¿Qué ocurrirá en 2024? Si nos atenemos a los datos que tienen la mayoría de las encuestas, de darse la alternancia, ésta resultaría una sorpresa.
Pero, las sorpresas también ocurren. Ya lo veremos.