¿Son los años electorales malos para el desempeño de la economía?
No lo son. Durante un tiempo en México lo fueron, pero las circunstancias han cambiado las cosas y desde hace algún tiempo, en general, son buenos.
Permítame hacer un breve recorrido por algunos procesos electorales, desde que ya se producían cifras trimestrales de actividad económica, lo que nos lleva a 1982.
1.- La elección de Miguel de la Madrid.
El 4 de julio de 1982 Miguel de la Madrid fue electo presidente en medio de una profunda crisis fiscal y del sector externo de la economía. En el tercer trimestre de ese año el PIB retrocedió -0.4 por ciento a tasa anual y en el cuarto trimestre cayó -3.8 por ciento, luego de la estatización de la banca y del control de cambios.
2.- La elección de Carlos Salinas.
El 6 de julio de 1988 se dio una elección que marcó un hito en la historia, tanto por lo controvertida que fue como por el hecho de que terminó la era del virtual partido único. En ese año, la economía empezó creciendo con fuerza, pero para el segundo trimestre apenas creció 0.6 por ciento y después de la elección tuvo un retroceso de -0.1 por ciento.
3.- La elección de Ernesto Zedillo.
El 21 de agosto de 1994 se dio la elección con mayor participación en la historia reciente del país, 77 por ciento del padrón, y en ella ganó Zedillo. Ese año fue uno de los más violentos en la historia política, comenzando con el alzamiento zapatista y siguiendo con el asesinato de Luis Donaldo Colosio. Sin embargo, el empuje de las reformas que se realizaron y la vigencia del TLCAN permitieron que en términos económicos fuera muy bueno hasta antes del famoso ‘error de diciembre’. El PIB creció 5.1 por ciento en el segundo trimestre; 4.5 por ciento en el tercero y 5.0 por ciento en el cuarto trimestre.
4.- La elección de Vicente Fox.
El 2 de julio del año 2000 comenzó en México la era de la alternancia. Por primera vez, la oposición, encabezada por Vicente Fox, ganaba la presidencia de México. No hubo incertidumbre por la llegada de los opositores al gobierno. En ese año, el crecimiento del segundo trimestre fue de 5.4 por ciento; de 5.5 por ciento en el tercero y de 3.3 por ciento en el cuarto. Se esfumó el fantasma de las crisis sexenales.
5.- La elección de Felipe Calderón.
El 2 de julio de 2006 Felipe Calderón logró el triunfo en las elecciones presidenciales con el margen más cerrado de la historia: 0.58 por ciento de los votos totales. AMLO nunca reconoció la derrota y se dio el plantón del Zócalo y Reforma. Sin embargo, la turbulencia política no se contagió a la economía. El PIB creció ese año en 5.9 por ciento en el segundo trimestre; 5.0 por ciento en el tercero y 3.5 por ciento en el cuarto.
6.- La elección de Enrique Peña.
El 1 de julio de 2012 se produjo una nueva alternancia y el PRI recuperó la presidencia de la República con el triunfo de Peña Nieto. No hubo sobresaltos en esa ocasión, aunque la economía ya crecía menos. En el segundo trimestre el PIB aumentó en 4.2 por ciento; en 2.6 por ciento en el tercero y repitió la misma cifra en el cuarto trimestre.
7.- La elección de López Obrador.
El triunfo de López Obrador en 2018 tampoco produjo una crisis financiera, pero sí un debilitamiento del crecimiento al final del año que se prolongó hasta 2019. En el segundo trimestre, el PIB creció en 1.6 por ciento; tras la elección la tasa fue de 2.8 por ciento, pero luego del anuncio de la cancelación del aeropuerto de Texcoco, en el último trimestre de aquel año, la tasa ya solo fue de 1.3 por ciento.
No sabemos cuáles vayan a ser las cifras del 2024, pero la mayor parte de los analistas descarta que vaya a darse un grave tropezón. En todo caso, lo que se aprecia es una desaceleración del crecimiento.
Como ve, en el pasado las elecciones no han tenido en México un efecto recesivo.
Lo que sí se ha producido en ocasiones es un grave trastorno financiero derivado de la transición sexenal o de los desequilibrios con los que terminaban los sexenios.
Creo que en los próximos días y semanas tendremos más elementos para perfilar cómo puede ser el cierre de este 2024.