El INEGI dio a conocer ayer las cifras de la inflación para el mes de marzo. A tasa anual, el índice nacional de precios al consumidor creció en 4.42 por ciento, ligeramente por arriba del dato de febrero, que indicó un alza de 4.40 por ciento.
Desde que se dieron a conocer las cifras de la primera quincena del mes pasado se percibió que se mantenían las presiones sobre los precios.
Quizás lo que más preocupa a los expertos es el comportamiento de la inflación de los servicios.
Es más elevado el incremento en los precios de las frutas y verduras, que tuvo una tasa anual de 12.25 por ciento. Sin embargo, se trata de un rubro en el que se presenta mayor volatilidad, por lo que no es el más adecuado para tomarle el pulso a las presiones inflacionarias de mediano plazo.
En contraste, la inflación de los servicios es más estable y por ello refleja mejor las presiones que subyacen en los precios.
El incremento anual en el mes de marzo fue de 5.37 por ciento, casi un punto por arriba de la inflación promedio.
Lo más preocupante, sin embargo, no es solo el nivel que tiene sino el hecho de que se ha mantenido por arriba del 5 por ciento desde agosto del 2022.
Además, la cifra de marzo para la inflación de servicios es la más elevada desde mayo del año pasado.
En resumen, que la inflación está lejos de estar controlada.
En la entrevista con la gobernadora del Banxico, Victoria Rodríguez Ceja, que publicamos el pasado 25 de marzo, ella señalaba de manera precisa que la reducción de la tasa objetivo por parte del Banxico se haría con cautela.
La interpretación que muchos dieron a esa afirmación, así como al comunicado de Banxico emitido unos días antes, era que lo más probable es que no tuviéramos una secuencia continua de bajas en las tasas, sino en todo caso, discontinua y dependiente del comportamiento de la inflación.
En la más reciente encuesta de Citibanamex entre especialistas se aprecia que menos de la mitad de los especialistas es la que piensa que en la decisión de política monetaria del 9 de mayo se volvería a bajar en un cuarto de punto la tasa de interés.
Con el dato que conocimos ayer, creo que los que supongan que un eventual nuevo ajuste se daría en junio o después van a ser una abrumadora mayoría.
Diversos análisis también consideran que se suman evidencias que confirman que la actividad económica de los primeros meses del año, en particular la vinculada al mercado interno, podría irse moderando.
Esto podría conducir a que las presiones inflacionarias eventualmente se contengan.
También hay que recordar que, en términos generales, en años electorales los primeros semestres tienen un ritmo más acelerado que el segundo, así que incluso si la moderación del crecimiento no se da de manera inmediata, aparecerá después de las elecciones, y entonces seguramente habrá más elementos que soporten la decisión de continuar con la baja de tasas.
En cualquier caso, lo más probable es que tengamos tasas reales relativamente elevadas a lo largo de todo ese año.