Los mercados financieros en México vivieron este lunes una gran turbulencia.
El índice de precios y cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores cayó 6.1 por ciento.
Se trata de la peor caída para un solo día desde el 9 de marzo de 2020, en los tiempos de la pandemia.
El precio del dólar se incrementó en 4.4 por ciento, el mayor incremento para un día, igualmente, desde el 9 de marzo de 2020.
Seguramente veremos también un incremento de las tasas de interés en la subasta de valores públicos esta semana.
La razón es la inquietud generada en los mercados financieros, tras conocerse los resultados electorales del domingo.
No fue sorpresa el triunfo de Claudia Sheinbaum. Era algo que se esperaba, estaba descontado y no preocupaba a los inversionistas.
Lo que resultó inesperado fue el margen que obtuvo y los resultados de las elecciones para diputados y senadores.
La votación obtenida por Sheinbaum es la más elevada en términos absolutos que haya conseguido cualquier candidato presidencial y se estima en 35 millones de sufragios.
Además, la proporción con la que ganó, de aproximadamente 59 por ciento, es la mayor para un candidato presidencial desde que Miguel de la Madrid obtuvo el triunfo en 1982.
Ese éxito de Sheinbaum arrastró a muchos candidatos a diputados de Morena y sus aliados, al punto de que las estimaciones señalan que el porcentaje de los asientos que obtendrían en la Cámara de Diputados es de alrededor de 74 por ciento, muy por arriba del mínimo requerido para la mayoría calificada.
En el caso del Senado, también hubo este efecto y el porcentaje alcanzado se estima en 64 por ciento, ligeramente por debajo de la mayoría calificada. Con cuatro senadores de algún otro partido que migraran a Morena alcanzarían los 86 asientos necesarios.
Esta circunstancia hace pensar que las reformas constitucionales propuestas por el presidente López Obrador el pasado 5 de febrero y que incluyen, entre otras cosas, una profunda transformación de los poderes públicos, sean aprobadas.
Eso significaría la elección de los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (y de otras instancias del Poder Judicial) a través de votación directa. Y la eliminación de los diputados y senadores plurinominales, lo que garantizaría una mayoría calificada a Morena por los siguientes años.
La preocupación que ayer se instaló en los mercados financieros deriva del temor de la excesiva concentración de poder en el Ejecutivo y de la pérdida de contrapesos al poder presidencial.
Dos elementos de mitigación de los temores aparecieron, pues de lo contrario, la sacudida financiera hubiera sido mayor.
Por un lado, de manera muy concreta, ayer le informamos en este espacio del acuerdo para que el secretario Rogelio Ramírez de la O continúe con la titularidad de la Secretaría de Hacienda en la próxima administración, lo que implica que el tema de la consolidación fiscal y las estrategias de la transición puedan ser abordadas de manera muy temprana, generando certidumbre.
Por el otro, el tono del discurso de Claudia Sheinbaum del domingo por la noche, señalando que gobernará aun para quienes están en desacuerdo con su proyecto, así como el reconocimiento de la importancia de la inversión privada, parecen gestos que anticipan un estilo de menor confrontación y mayor diálogo con el sector empresarial.
El triunfo apabullante que obtuvo Sheinbaum le da un margen de maniobra que tal vez no calculaba, pues la legitimidad alcanzada en las urnas condujo a un rápido reconocimiento de la derrota de sus contendientes y a la obtención de un poder efectivo que debe haber sorprendido hasta al propio López Obrador.
El nerviosismo mostrado ayer en los mercados financieros implica que muchos inversionistas tienen más preguntas que respuestas.
Y aunque puede estar seguro de que Sheinbaum no va a gobernar para los inversionistas, ella sabe perfectamente la relevancia que tienen para el éxito de su proyecto.
Así que creo que las respuestas a esas interrogantes empezarán a perfilarse con más claridad en las siguientes semanas, pero apuntan a ser positivas, así que cuidado con apostar a una depreciación mayor de nuestra moneda frente al dólar.