Era el año 2013 y en México había efervescencia por las reformas estructurales que se estaban poniendo en marcha.
La mayor parte de ellas estaba orientada a crear una economía más competitiva.
Una parte de la competitividad esperada provenía de la relación económica que se había construido con Estados Unidos, en virtud del TLCAN, que entonces estaba por cumplir 20 años de vigencia.
No estaba en el horizonte entonces el nearshoring ni había aparecido en el escenario Donald Trump.
Se buscaba crear en Norteamérica la zona económica más competitiva del mundo.
Ese fue el contexto en el que se creó el CEO Dialogue, que es esencialmente una reunión de alto nivel de empresarios de México y Estados Unidos, a la que también acudían funcionarios públicos de ambas naciones.
Este encuentro lo organizaron el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) de México y la US Chamber de Estados Unidos, con el respaldo de los gobiernos de EU y México.
El día de hoy se realiza la edición número 14 del CEO Dialogue en la Ciudad de México, el cual contará con la asistencia de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Las ediciones 12 y 13 fueron en Washington. La última ocasión que se realizó en México fue en Mérida, en abril de 2019, con la asistencia del entonces presidente López Obrador, cinco meses después de que llegara a la presidencia de la República.
Hace algunas semanas se hablaba de que en ese encuentro se quería exponer a empresarios norteamericanos la reforma judicial, para mostrar que no tendría ningún efecto negativo en las inversiones.
Seguramente habrá muchas preguntas de los empresarios norteamericanos que habrán de asistir, pues sería engañarse suponer que, entre la comunidad empresarial estadounidense, no hay dudas e inquietudes a propósito de la reforma judicial. Las hay y muchas. Casi tantas como las que existen entre los empresarios mexicanos.
En las 13 ediciones del CEO Dialogue no se había dado la coincidencia de que, con diferencia de meses, se presentaran cambios de gobierno en México y Estados Unidos.
Cuando arrancaron estas reuniones, Barack Obama estaba iniciando su segundo periodo en la presidencia y Enrique Peña Nieto comenzaba su sexenio en México.
Ahora, Claudia Sheinbaum comienza su administración y en Estados Unidos habrá una nueva presidenta o presidente, según el resultado electoral del 5 de noviembre.
Pero, además, la coyuntura global en la que se da este diálogo es singular.
La oportunidad del nearshoring y del aprovechamiento del proceso de relocalización, tanto para México como para Estados Unidos, es única.
Sin embargo, nuestro país todavía tiene diversas asignaturas pendientes. Requiere una amplia modernización de su infraestructura. Necesita actualizar su sistema eléctrico, con énfasis en el tema de la transmisión. Más proyectos hídricos y de logística, entre muchos temas.
Debido a las restricciones presupuestales que existen, buena parte de estos proyectos deberán ser emprendidos por el sector privado.
Para que haya inversión, debe haber un muy buen entendimiento entre empresarios y gobierno, si no la hubiera, no habrá recursos públicos que alcancen.
La administración anterior no logró generar esa confianza.
Aunque AMLO fue siempre bien recibido en el Consejo Coordinador Empresarial, en el Mexicano de Negocios o en el de Empresas Globales, no se percibió una política favorable a las inversiones… aunque a pesar de ello, la inversión privada creció de manera muy importante entre 2021 y 2023, pero por la expectativa del fuerte crecimiento de las exportaciones.
Hoy, la reforma judicial vuelve a poner sobre la mesa un tema que estará presente sin duda en el diálogo de este día: la confianza en el Estado de derecho.
Ojalá que sea productiva la reunión y los funcionarios mexicanos logren percibir que hay muchas dudas respecto a este proceso y que, si no se resuelven, podría significar una importante pérdida de oportunidades. No sé si haya conciencia de ese hecho, o si, como al ‘camarada’ Fernández Noroña, no le importe, si es que es el precio que debe pagarse por la reforma judicial.
Ojalá sea muy productivo el encuentro.