Pues no tuvieron mayoría. Hubo solo dos subgobernadores que piensan igual que este columnista y propusieron ayer en la Junta de Gobierno de Banxico que bajaran las tasas de interés en medio punto porcentual y no solo en un cuarto de punto.
El lunes pasado titulamos esta columna de la siguiente manera: 'Banxico podría bajar en medio punto las tasas'. Y se quedó a un voto de que sucediera.
Sin embargo, con la cifra del desempeño de la economía en el mes de julio, que se dio a conocer ayer por parte del Inegi, y que implica una caída del Indicador Global de Actividad Económica (IGAE) en -0.6 por ciento a tasa anual y -0.1 por ciento mensual, puede apostar a que la tasa de interés seguramente bajará en la siguiente reunión en la que el Banco Central deba decidir la política monetaria.
Habrá que esperar algunas semanas para conocer la minuta que nos refleje lo que pasó en la reunión de ayer, pero sobre la base del comunicado que se emitió, podemos concluir que los integrantes de la Junta que propusieron limitar la reducción a un cuarto de punto tomaron en cuenta el riesgo de una mayor depreciación del peso frente al dólar, así como los efectos de una guerra comercial internacional.
Cuando la Junta se reúna el próximo 14 de noviembre, probablemente ya existan diversos aspectos que hayan sido resueltos y, salvo que haya una sorpresa, dé por hecho que entonces se concretará el ajuste de otro cuarto de punto o incluso de medio punto.
El resultado que ayer presentó el Inegi resulta preocupante, porque muestra que tanto la minería como la construcción resintieron caídas aún más fuertes en julio.
La construcción, a tasa anual, retrocedió en -9.1 por ciento y la minería lo hizo en -7.4 por ciento a tasa anual.
Aunque las manufacturas siguen creciendo levemente, no alcanzan a compensar la tremenda caída de los otros sectores.
Es probable que al conocer el resultado del IGAE en el mes de julio, los expertos vuelvan a revisar sus estimados para el cierre del año. Y no se extrañe que en los siguientes reportes ya existan algunos que estimen que vamos a terminar con cero crecimiento el 2019 o incluso con una leve caída.
Algunos esperaban que quizás en el segundo semestre del año se reactivaran tanto la obra pública como los desarrollos inmobiliarios que permitieran empujar la construcción.
Todo indica que no ha sido así.
Y crecen las posibilidades de que el resultado económico sea negativo en el conjunto del tercer trimestre.
Las economías caen en inercias, que pueden ser perniciosas, como la que tenemos en México. Como no hay señales claras que incentiven la inversión, ésta sigue deprimida y por ello se genera una expectativa que frena al consumo, lo que también alimenta la caída en la inversión.
El reto que tenemos en el país –no es solo del gobierno– es romper esta inercia.
Creo que haber bajado en medio punto la tasa de interés por parte del Banxico, hubiera sido uno de los elementos para cortar el círculo vicioso. Ni modo, no ocurrió.
Ahora la responsabilidad principal será del gobierno federal.
Mandar señales económicas que alienten la inversión privada, se está convirtiendo en algo más y más importante, sobre todo si se confirma el temor de que el T-MEC no sea ratificado durante este año.