El viernes pasado, la Secretaría de Hacienda presentó la información de las finanzas públicas a enero.
Hay noticias buenas y malas en la información que entregó al Congreso.
Permítame enumerarle las cosas que, a mi parecer, son positivas.
1.-En diciembre, el gasto neto pagado había caído en 25 por ciento en términos reales, mientras que el gasto programable lo había hecho en 16 por ciento. Para enero, el gasto total cayó en 1 por ciento, mientras que el gasto programable creció en 3 por ciento, ya hay un cambio de tendencia que, de proseguir, ayudará a mitigar el freno de la economía.
2.-En diciembre, la inversión física del sector público cayó en 7.7 por ciento en términos reales, mientras que para enero hubo un incremento real de 14.4 por ciento. Igualmente, de proseguir ese dinamismo puede incidir positivamente en la inversión privada.
3.-De acuerdo con el calendario de gasto publicado por SHCP en el Diario Oficial, se presupuestó en enero un monto de 542 mil 492 millones de pesos, en tanto que el ejercido realmente fue de 506 mil 709 millones, lo que supone un subejercicio de 35 mil 783 millones de pesos en enero.
4.-A diferencia de lo que ocurrió con el gasto público, en materia de ingresos, Hacienda reportó una caída de 7.5 por ciento en los ingresos presupuestales, especialmente por una caída de 52.3 por ciento en los ingresos petroleros, pues lo no petroleros crecieron en 3.1 por ciento real. La baja de ingresos de Pemex en cerca de 40 mil millones de pesos es la principal responsable de esta caída.
5.-Con respecto al calendario, que fijaba ingresos presupuestales totales por 442 mil 378 millones, el resultado fue favorable, pues se obtuvieron 447 mil 959 millones de pesos. Es decir, por lo pronto no se afecta la perspectiva de las finanzas públicas.
Tendremos que esperar más tiempo, pero pareciera que los datos de enero muestran que empezó a haber un mayor control de Presupuesto, lo que podría hacer pensar en el uso de las finanzas públicas como un recurso contracíclico para amortiguar la caída que tendremos en la actividad económica del primer semestre.
Las razones de S&P
No sorprendió que S&P cambiará su perspectiva de la deuda mexicana, para ponerla en negativa luego de que se había mantenido estable desde el 18 de julio de 2017.
Hay que recordar que la calificación de S&P de BBB+ para la deuda externa de largo plazo de México está tres escalones arriba del grado de inversión, lo que hace muy poco probable que éste se pierda en el plazo de un año o poco más, aun en un escenario pesimista.
Moody's y Fitch habían hecho movimientos respecto a la deuda de Pemex, y ambos la colocan apenas un peldaño arriba del grado de inversión, pero no movieron calificación ni perspectiva de la deuda soberana.
Moody's la tiene en A3, cuatro peldaños arriba del grado de inversión y Fitch en BBB+, tres peldaños arriba.
La decisión de S&P no es para alarmarse y tampoco sería sorpresivo que le bajara próximamente la nota a Pemex. Pero tampoco para ignorarla y menos aún para desacreditar a las calificadoras porque no advirtieron a tiempo de la crisis del 2008.
Precisamente por esa razón aprendieron la lección y le pondrán mucha atención a la situación de las finanzas públicas de México para que si, en el futuro, viene un problema, no se diga que no lo advirtieron.