El gobierno mexicano debe tener claridad en un conjunto de puntos clave si quiere negociar eficazmente con el gobierno de Trump.
No servirán ni los llamados a mantener una 'bonita amistad' ni tampoco el enfrentamiento frontal.
Le expongo los que, en mi perspectiva, son los elementos claves que deben entenderse.
1.- La motivación del castigo arancelario para México no es por el tema migratorio, sino por razones electorales. Si hoy fueran las elecciones, Trump perdería frente a Biden. Lo que busca es que el lanzamiento de su campaña para reelegirse el 18 de junio, pueda ser en medio de una acción espectacular que vuelva a entusiasmar a sus seguidores. Para poder echar para atrás los aranceles el argumento central deberá ser igualmente electoral, a través de una presión de la maquinaria republicana, es decir, congresistas y gobernadores, que saben que van a perder respaldo de sus bases con los aranceles.
2.- La depreciación del tipo de cambio del peso frente al dólar ya compensó parcialmente el impacto del primer arancel que se impondría, del 5 por ciento. El dólar ya se encareció en 4.0 por ciento respecto al peso desde que se conoció la amenaza de Trump. De modo que el efecto neto del primer arancel a imponerse el 10 de junio será ya de sólo 1.0 punto. Si la depreciación continúa, el impacto neto será aún menor.
3.- Las exportaciones intrafirma o que son parte de cadenas de valor agregado, representan un porcentaje alto de las que se realizan a Estados Unidos, lo que haría que aumentaran costos de los productos elaborados en Estados Unidos. Los principales productos de exportación de México a EU corresponden a la industria del automóvil o a la electrónica. Pero igualmente, los sectores agropecuario y comercial, se verían perjudicados por mayores costos de las importaciones mexicanas. Los empresarios de esos sectores en EU son aliados naturales que pueden ejercer presión sobre los políticos de los dos partidos. Hay que activar esa presión.
4.- El sobrecosto de las exportaciones de bienes finales será pagado por el consumidor norteamericano más que por el productor de México, pues muchos productos no tienen sustitutos directos. Un caso muy obvio, por usar un ejemplo, es el del tequila. Aunque esa bebida alcohólica tiene sustitutos, en su especificidad, es único y los consumidores que lo quieran adquirir deberán pagar el sobrecosto que implica el arancel. Ese hecho también le puede representar una ventaja negociadora a México.
5.- México tiene el recurso de las salvaguardas que puede aplicar en los productos que más afecten a la base electoral republicana. El establecer un proceso para castigar con aranceles compensatorios a productos generados en estados en los que los republicanos pueden tener en riesgo su éxito electoral en el 2020 puede ser una medida efectiva en caso de que Trump insista en la aplicación de los aranceles en los términos previstos. Ya hay un trabajo previo, hecho durante la negociación por parte del sector privado, que puede permitir la identificación precisa de los productos a gravar.
6.- Hay que dar concesiones inteligentes. Suponer que se puede obtener un cambio en la posición de Trump, a cambio de nada, es ilusorio. Habrá que darle la ocasión de que se cuelgue una medalla, para lo cual, como le hemos comentado, basta con que apliquemos nuestras leyes en materia migratoria en la frontera sur.
Hacer todo lo anterior no garantiza que los aranceles vayan a ser retirados. Pero no hacerlo, aumenta la posibilidad de que allí sigan con un efecto mayúsculo sobre la economía mexicana.