La pregunta ya no es si habrá una crisis política en Estados Unidos o no, sino la dimensión que ésta va a tener.
Todos los indicios apuntan a una victoria estrecha del candidato presidencial demócrata. Si las votaciones de los estados que aún están haciendo recuento terminaran con quienes encabezan las votaciones en este momento, Biden ganaría, adicionalmente a lo que ya ha ganado, Arizona y Nevada. Donald Trump se llevaría Alaska, Carolina del Norte, Georgia y Pennsylvania.
De este modo, Biden sumaría exactamente 270 votos electorales, mientras que Trump se quedaría con 268.
Biden sumaría los votos electorales justos para convertirse en el presidente número 46 de Estados Unidos.
Cabe aún la posibilidad de que Biden gane Pennsylvania, lo que le daría entonces un triunfo más holgado, de 290 contra 248.
Pero, en cualquiera de estos escenarios, como lo anunció Trump desde el martes por la noche, y ayer ya lo expresó en acciones legales, no va a aceptar que, en el recuento posterior al cierre de las urnas, se haya producido una modificación de las tendencias. Va a litigar en tribunales el conteo posterior al cierre de las casillas por lo menos en Wisconsin, Michigan y Pennsylvania.
En el discurso que pronunció la madrugada del miércoles, anunció que llevaría el caso incluso a la Suprema Corte.
Trump sabe que, si la ventaja de Biden es estrecha, bastaría con que se anule un número relativamente pequeño de votos, para cambiar el resultado global.
Y, tenga la certeza de que no se trataría exclusivamente de una defensa jurídica, sino política o incluso más que eso.
Uno de los aspectos positivos de la jornada electoral es que no hubo hechos de violencia como los que se temían en algunas ciudades.
Sin embargo, si algunos miles de fanáticos se sienten 'robados', como lo señaló Trump, no dudarían en 'defender' el triunfo del republicano hasta con medios materiales, con armas.
Y, de llegar a la Suprema Corte el caso, el presidente confía en que la composición conservadora de la Corte podría inclinar la balanza a su favor, dándole la razón y por la tanto el triunfo.
Sin embargo, Trump confronta otro dilema. ¿Quiénes de sus aliados lo seguirían en esa aventura incierta?
Desde el martes, hubo un comportamiento peculiar de la cadena Fox News, que en los resultados de los conteos, fue de las primeras en conceder algunas victorias a Biden.
Dio la impresión, en el último par de días, que la televisora quiso marcar su distancia con Trump.
Todo apunta a que los republicanos lograron mantener el control del Senado, por lo que van a ser un factor de poder muy relevante en los próximos años.
¿Cuántos legisladores y aliados empresariales seguirían a Trump en un intento de subvertir las instituciones?
No lo sabemos.
El mejor de los escenarios para la estabilidad y para la democracia de nuestros vecinos es que, si Trump se lanzara a la aventura de desconocer los resultados y aferrarse al poder a cualquier costo, sus aliados lo abandonaran, y se enfrentara incluso a una Corte que, más allá de su orientación conservadora, podría tener el instinto de preservar la institucionalidad en Estados Unidos.
Lo que resulta claro, sin embargo, es que algo tan arcaico como el Colegio Electoral, que se ha resistido a todos los intentos de reforma desde el siglo XIX, necesita cambiar en el siglo XXI.
Un presidente elegido por el voto popular de todos los estados de la Unión sería la respuesta a los profundos cambios que ha tenido la sociedad norteamericana en las décadas recientes. ¿Ocurrirá?