¿Es viable que en este año la economía caiga solo 8 por ciento y que crezca 4.6 por ciento en 2021?
Si Hacienda fuera incluido en la encuesta quincenal que levanta Citibanamex entre expertos, resultaría el más optimista para este año pero no para el siguiente.
Por ejemplo, Barclays estima una caída de 8.8 por ciento en 2020 y JPMorgan estima que el PIB va a crecer 5.5 por ciento en 2021.
Con esto quiero decir que las estimaciones de Hacienda pueden tener algunas diferencias respecto al consenso pero no se disparan. Se encuentran en rangos razonables, dado el contexto de incertidumbre en el que vivimos.
Las diferencias que la realidad pueda traer consigo –salvo cambios tan drásticos como el de este año– son perfectamente ajustables.
El Presupuesto de Egresos, que alcanza 6.2 billones de pesos, es ligeramente inferior en términos reales al aprobado en el 2020. En tanto, los ingresos presupuestales anticipan una caída de 3 por ciento, mientras que los ingresos tributarios retroceden en 2.6 por ciento.
Ninguna de estas cifras parece salir de la realidad y de lo que los analistas esperaban.
Como aquí le anticipamos, quienes todavía tenían la expectativa de que hubiese una política fiscal diferente para tratar de que la economía creciera a un ritmo más elevado, se enfrentan al hecho de que el marco fiscal es prácticamente inercial, con lo positivo y negativo que este hecho implica.
También le hemos comentado en este espacio que en la crisis económica que estamos viviendo hay una diferencia sustantiva respecto a la de 1994-95 y a las que se presentaban anteriormente.
Se trata de la estabilidad financiera. Se estima que la inflación del próximo año se ubique en 3 por ciento, que la tasa de interés de los Cetes a 28 días quede en 4 por ciento y que la paridad del peso frente al dólar quede en 21.90 al final del año, 40 centavos por abajo del estimado para el final de este año.
Con la simple aritmética y sobre la base estricta de lo que asume Hacienda, se puede concluir que el nivel del PIB al final del próximo año estará 4 por ciento por abajo del que tenía al cierre del sexenio anterior.
En el escenario de mediano plazo planteado por Hacienda, se puede observar que para la segunda parte de esta administración se estima un crecimiento de la economía que estará en 2.5 por ciento anual en promedio.
Si este supuesto se cumpliera, terminaríamos esta administración con un nivel del PIB 3.5 por ciento superior al de 2018 y por lo tanto con una tasa media de crecimiento anual de 0.6 por ciento en promedio.
Esto, desde luego, implica que el PIB por habitante en esta administración, tendría un decrecimiento.
Esta no es una estimación mía, sino la que se deriva de los datos presentados ayer por Hacienda.
Este dato da cuenta del realismo de Hacienda.
Como en múltiples aspectos de la vida pública en México, ante estos datos nos vamos a enfrentar a la polarización.
Habrá quienes opinen que este resultado económico es exclusivamente producto de la mala gestión económica de este gobierno. Sin embargo, también estarán quienes consideren que fue la pandemia la que modificó todo el cuadro.
Como casi siempre, la realidad no está en ninguno de esos extremos.
Salvo el caso de China, prácticamente ninguna economía relevante terminará este año sin una severa caída.
Sin embargo, sí es probable que una mejor gestión económica le hubiera restado a la caída 2 o 3 puntos porcentuales.
El Paquete Económico confirma que tendremos recursos escasos en 2021 y que por lo tanto va a ser indispensable que haya prioridades bien establecidas en el Presupuesto. Por esa razón, esperemos que los diputados no se metan en discusiones ideológicas y analicen objetivamente la asignación de esos recursos.
La discusión presupuestal apenas comienza y habrá mucho que comentar en las siguientes semanas.
Consulta más columnas en nuestra versión impresa, la cual puedes desplegar dando clic aquí