Coordenadas

Escapar de la polarización

El estancamiento podría poner en riesgo la estabilidad de la economía si los inversionistas percibieran que un crecimiento muy bajo puede hacer inviable el superávit primario.

Lo hemos dicho aquí. Ni fiesta ni velorio.

Los partidarios del gobierno hicieron una virtual fiesta ayer, cuando los datos del Inegi –por lo pronto– descartaron la posibilidad de que se vaya a presentar una 'recesión técnica', pues revelaron un crecimiento de apenas 0.1 por ciento en el PIB del segundo trimestre del año.

Pero, muchos cuestionaron severamente al gobierno por el hecho de que el crecimiento fuera de solo ese porcentaje. Circuló ampliamente un tuit de López Obrador, cuando cuestionó los resultados económicos del gobierno de Peña en 2014, al darse solamente un crecimiento de 0.8 por ciento.

Pues, para variar, no estoy de acuerdo ni con unos ni con otros.

En mi opinión, el gobierno no debió festinar que eludimos la 'recesión técnica'. Reconociendo el hecho, debió decir que tenemos un crecimiento virtualmente inexistente y que se están tomando medidas para impulsar tasas mayores en los próximos meses. Lo que es completamente cierto.

En el otro extremo, algunos de los que dijeron que es irrelevante que se haya tenido un 0.1 por ciento, hubieran dicho, de haber resultado una cifra negativa, que estar en una 'recesión técnica', era trágico, que aunque la cifra hubiera sido de -0.1 por ciento, era recesión y que así habría de quedar eternamente en los anales de la historia.

En términos simbólicos es completamente diferente estar en recesión o no. En ello se explica la sonrisa del presidente López Obrador en la conferencia mañanera del día de ayer.

No se puede desestimar la relevancia de que no se hayan cumplido los pronósticos de la mayoría de los analistas, que esperaban una caída de -0.2 por ciento, de acuerdo con la encuesta de Bloomberg.

La agenda pública ya es otra, aunque la diferencia haya sido insignificante.

En el otro extremo, le comentamos en este espacio el martes pasado, que el gobierno reconoció implícitamente la necesidad de hacer más para propiciar el crecimiento, al anunciar un programa que involucraba 485 mil millones de pesos, la mayoría proveniente de la banca de desarrollo.

Ayer, esta visión se reafirmó cuando la Secretaría de Hacienda, a través de Alejandro Gaytán, titular de la Unidad de Planeación Económica, señaló que la dependencia anticipa el uso de 121 mil millones de pesos del Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestales, ante la contingencia de no tener fondos suficientes.

Los datos del primer semestre revelan que los ingresos públicos se quedaron cortos en 68 mil 430 millones de pesos. Y el desempeño esperado de la economía en el segundo semestre hace pensar que podría haber también ingresos insuficientes en la segunda mitad del año.

El estancamiento económico que vivimos podría poner en riesgo la estabilidad de la economía si los inversionistas percibieran que un crecimiento muy bajo –no tiene que ser recesión– puede hacer inviable el superávit primario al que se ha comprometido el gobierno.

Por eso es que Hacienda no se detiene mucho en los argumentos de que hay bienestar, aunque la economía no crezca.

La realidad es que, en la práctica, el gobierno sí está preocupado por el bajo crecimiento, aunque el presidente no lo diga.

Y también, aunque no lo digan, a muchos detractores de AMLO les hubiera gustado que se hubiera declarado una recesión en México.

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