Una cosa es que la economía esté estancada y otra que haya crisis. En México tenemos experiencias respecto al pasado. Hay varias diferencias y algunas coincidencias respecto al momento presente. Se las refiero.
1-La intensidad del freno. Con todo y que en estos primeros nueve meses de 2019 tengamos cero crecimiento del PIB, esa circunstancia no es comparable con lo que pasó en 2008-2009, cuando la economía llegó a caer en 7.3 por ciento durante la primera mitad del año. Al comenzar el sexenio de Fox hubo una época de freno de la economía, muy prolongada, por cierto, pues hubo 5 trimestres consecutivos con caídas económicas a tasa anual. El punto más crítico fue el primer trimestre de 2002, cuando el PIB cayó en 3 por ciento. De la caída de 1994-95, ya ni hablar, pues tuvimos nueve meses con caídas de alrededor de 6 por ciento.
Hasta ahora al menos, esta etapa de baja actividad económica por la que estamos atravesando es más "benigna", pues el peor resultado (a tasa anual) es la caída de 0.4 por ciento del tercer trimestre de este año.
2-La duración del freno. En las recesiones que hemos tenido en México, la que tuvo una mayor duración, como le comentamos, fue la que se dio en los primeros años de la administración de Fox. En otras ocasiones, aunque las caídas fueron más profundas, su duración fue menor. En el periodo 2008-09, hubo cuatro trimestres con tasas anuales negativas. También hubo una duración semejante en la crisis de 1994-95. En el caso presente, hemos tenido solo un trimestre a tasa anual negativa. Todavía falta que veamos la duración del estancamiento presente.
3-La estabilidad financiera. En los meses de este año en los que no ha habido crecimiento económico, hemos tenido estabilidad financiera. La inflación ha regresado al rango aceptable por el Banco de México; el dólar ha seguido relativamente estable y las tasas de interés han empezado a bajar. En la etapa de 2001-2002, también hubo una relativa estabilidad coexistiendo con la recesión. No fue el caso de los episodios de 2008-09 y previamente de 1994-95, etapas en las que la recesión coincidió con una severa crisis financiera, que disparó el tipo de cambio y elevó las tasas de interés.
4-El origen del freno. Aunque en este momento, a escala internacional hay una desaceleración de la economía, no hay duda de que el estancamiento que hoy padecemos en México tiene un origen principalmente doméstico. En ese caso, la coincidencia es con la etapa de 1994-95. En los otros casos, el efecto es mayormente de contagio.
¿Qué implicaciones tiene para el momento actual todo este conjunto de semejanzas y diferencias?
Hay quienes quieren hablar de crisis en el momento presente. Se explica.
Más allá de las variables económicas, estamos en un momento complejo por los cambios sociales y políticos que observamos.
No sabemos a ciencia cierta cuál será el escenario futuro. Pero, si nos limitamos al ambiente económico, aún estamos lejos de las crisis que se presentaron en otros tiempos. No es preciso hoy hablar de crisis si las variables financieras siguen estables.
No quiere decir que estemos exentos del riesgo de un colapso financiero. Pero sus probabilidades por el momento son muy menores.
En medio de la problemática, es una buena noticia, pues no ha existido peor condición en México que la de un freno económico acompañado de una crisis financiera.
Hoy no es así.