Hay que ponderar los méritos del plan de infraestructura lanzado ayer. Pero no sobrevender algo que va a ser relativamente limitado y condicionado a la burocracia.
Van algunas reflexiones.
1.- Es muy positivo que después de muchos meses, los proyectos de infraestructura en los que ha trabajado el sector privado desde hace meses finalmente se hayan dado a conocer el día de ayer. Por los volúmenes de inversión comprometidos su impacto podría ser muy relevante. Solo para 2020 se programan inversiones por 431 mil 318 millones de pesos, lo que equivale a las dos terceras partes de la inversión pública prevista para el mismo año.
2.- Hay quien ha criticado a este programa por ser exclusivamente del sector privado. Claramente, hace falta inversión pública, pero ese hecho no puede limitar la inversión privada. Así que, aunque los proyectos planteados dependan financieramente de los empresarios, es muy positivo que se hayan hecho explícitos y se puedan evaluar.
3.- Cuando uno revisa el detalle del inventario de proyectos, encuentra que seguramente muchos de ellos no son proyectos nuevos, que se hayan construido exprofeso para este catálogo. Queda claramente la impresión de que se conjugaron proyectos que ya estaban en curso. Le pongo el ejemplo del sector turístico. Compromete 252 mil millones de pesos. Cuando se sabe cómo se gestan los proyectos turísticos, es notorio que venían de tiempo atrás. Qué bueno que se realicen, pero debe quedar claro que iban con o sin programa de infraestructura.
4.- Con todo y la restricción que implica el hecho de que se trata solamente de un paquete de proyectos asociados al sector privado, el efecto es muy positivo si en lo siguientes días se hace explícito el paquete de medidas que asegure la viabilidad técnica y financiera de los proyectos que se han identificado y enumerado. ¿Será mucho pedir?
5.- La restricción más importante, a mi juicio, es la exclusión del sector energético. Si hay una rama de la economía en la que hay un potencial gigantesco de inversión es precisamente el sector energético, tanto en hidrocarburos como en electricidad. Sería un desastre que se hubieran excluido por asignar en este sector solo de proyectos para el sector público. Ha sido reconocido ampliamente por las autoridades que este ramo industrial no puede funcionar sin inversión privada, la que tiene que integrarse al programa.
6.- Una cosa es ver los recursos en una matriz de proyectos en Excel, a aterrizarlos en rutas críticas concretas. Incluso cuando se trata de recursos privados, a veces se requiere que el gobierno proceda con las autorizaciones, permisos, disposiciones y todo el conjunto de medidas burocráticas indispensables para hacer efectivo un proyecto.
7.- La clave de todo será deshacer la burocracia de la 4T. Tal vez el presidente López Obrador no lo sepa o no quiera saberlo, pero uno de los problemas críticos de la inversión hoy en día es que las autoridades operativas del gobierno no están haciendo su trabajo. El presidente López Obrador piensa que hoy tenemos el mejor gobierno en mucho tiempo, por el combate a la corrupción. El problema es que quizás sí tengamos mucha gente honesta pero tremendamente incompetente.
Si no hacemos algo en ese ámbito, tendremos problemas insuperables para que se hagan efectivas muchas inversiones.