El resultado económico de 2021 va a depender de lo que ocurra con dos fuerzas que empujan en sentidos opuestos.
Por un lado, está la pandemia, la cual, con su permanencia, presiona a la baja a los resultados productivos que se pueden esperar en 2021.
Por otro lado, se encuentra el crecimiento esperado de la economía de los Estados Unidos, que empuja hacia arriba a diversos sectores y regiones.
Por esa razón, salvo que haya una gran sorpresa, tendremos un resultado económico sumamente desigual en 2021.
Los sectores exportadores, sean directos o indirectos, pueden tener un mejor desempeño que el año pasado.
Los que dependen del mercado interno no tienen un buen pronóstico, aunque en este caso también habrá diferencias sustantivas, como las hubo en 2020.
Veamos algunas cifras que ya anticipan esa recuperación en forma de 'K', que muy probablemente tendremos. Esto quiere decir que algunos sectores van a subir y otros van a seguir bajando.
Las exportaciones de manufacturas en noviembre estuvieron ya 4.2 por ciento por arriba del nivel del mismo mes de 2019, lo que refleja el buen impulso que tienen.
El próximo jueves tendremos el panorama completo de 2020, pero podemos anticipar que el cuarto trimestre habrá sido bastante bueno.
Otro de los sectores a los que les va a ir bien es al de las exportaciones agropecuarias, las cuales, pese a la pandemia, tuvieron un resultado favorable casi todo el año e incluso en octubre alcanzaron un récord histórico al llegar casi a 42 mil millones de dólares.
Pero, la historia es diferente cuando observamos el mercado interno.
Una de las mediciones más oportunas es la que ofrece la ANTAD, que ya reportó el cierre de 2020.
Las cifras de diciembre fueron muy malas, con una caída nominal a tiendas comparables de -6.2 por ciento, lo que implica un retroceso real del orden de -9 por ciento.
Sin embargo, en este caso también hay que diferenciar a las tiendas de autoservicio de las departamentales y especializadas.
El acumulado anual para tiendas de autoservicio fue un crecimiento nominal (a tiendas comparables) de 5.4 por ciento, lo que implica un crecimiento real del orden de 2 por ciento, es bajo, pero finalmente resultó positivo.
Pero, en contraste, las tiendas departamentales cayeron -15.1 por ciento en términos nominales, lo que implica un retroceso real de alrededor de -18 por ciento.
Las tiendas de autoservicio pudieron mantenerse abiertas a lo largo del año, mientras que las departamentales fueron cerradas varios meses, periodo en el que solo pudieron realizar ventas en línea.
Ante el hecho cada vez más evidente de que en este año –aun en los escenarios más optimistas– no se va a poder recuperar lo perdido en 2020, es probable que sigamos con una fuerte reestructuración del gasto del consumidor, que va a concentrar sus compras en productos esenciales como alimentos o productos para la salud, o la higiene personal o doméstica.
Y, obviamente, ello va a conducir no solo a que giros como las tiendas de ropa, muebles o regalos, por poner solo algunos ejemplos, sigan padeciendo fuertemente, sino que esta circunstancia se va a extender a sus proveedores.
El hecho de que muchas empresas estén con una situación financiera frágil, derivada de los malos resultados de 2020, seguramente va a dar ocasión a que este año veamos más cierres y reestructuraciones de empresas que las ocurridas el año pasado.
En suma, es casi inevitable que tengamos una economía en la que va a existir aún más desigualdad que en el pasado.