Me preguntan diversos lectores si los sucesos de Culiacán del jueves pasado, por su gravedad y por el hecho de cuestionar la capacidad del Estado mexicano para garantizar la seguridad de sus ciudadanos, podrían tener un efecto negativo en la percepción de los inversionistas.
Si nos atenemos al resultado en el mercado cambiario, aunque sorprenda, la respuesta es: no, al menos directamente. Incluso, el tipo de cambio, que cerró el viernes en 19.09 pesos por dólar, tuvo su nivel más bajo en tres meses.
¿Por qué razón un hecho que pone en entredicho el Estado de derecho y la fuerza del Estado no afecta negativamente los mercados financieros?
A mi parecer, hay dos razones que explican ese comportamiento.
Muchos inversionistas, sobre todo los extranjeros, perciben que el combate al narcotráfico o los enfrentamientos que ocurren entre las fuerzas de seguridad y los grupos criminales, o entre estos últimos, tienen un impacto acotado a determinados territorios y no afectan de manera generalizada el desempeño de la economía del país.
Lo que sí ven algunos es la necesidad de que las empresas desembolsen mayores cantidades para garantizar la seguridad de instalaciones, mercancías, y de su personal.
Es decir, la amenaza de la inseguridad se percibe como algo que tiene que internalizarse en los costos de las empresas, pero no como un factor determinante en la realización de inversiones o en la compra de activos financieros en pesos.
Otra de las razones, en el caso de multinacionales, es que tienen operaciones, a veces, en lugares en los cuales la situación es más grave que en México. Todo es asunto de que la rentabilidad sea capaz de persistir pese a los costos adicionales en los que se tiene que incurrir.
No es lo mismo para empresas mexicanas, sobre todo pequeñas y medianas, que sí padecen por la inseguridad de manera directa, en la forma de cobro de 'derecho de piso', así como otros tipos de extorsión y robo, y que no cuentan con recursos para blindarse del crimen.
Por eso, las organizaciones empresariales, que tienen como base a esas pequeñas empresas sí están seriamente preocupadas por la capacidad del Estado para controlar al crimen organizado.
Para los grandes inversionistas, sin embargo, el jueves pasado, era más importante la aprobación de la Ley de Ingresos que no modificara la meta de 0.7 por ciento en el superávit primario para 2020.
Además del tipo de cambio, otro de los indicadores que ha tenido una mejoría sistemática en las últimas semanas son los llamados credit default swaps, que son un indicador del riesgo-país.
El viernes pasado cerraron en un nivel de 104.9 puntos para México, cuando a finales de septiembre habían llegado a niveles cercanos a 120.
El efecto de los hechos de Sinaloa, sin embargo aún puede ser mayor de manera indirecta. Si se percibe la dificultad para hacer valer el Estado de derecho en México, como una circunstancia general, esto sí podría ser un ingrediente que afecte negativamente a los proyectos de inversión de muchas empresas.
Habrá que esperar a la semana que hoy comienza para valorar mejor el efecto conjunto de un hecho que podría ser un punto de quiebre en la situación de la seguridad en el país.