La pandemia que nos aqueja ya marcó un antes y un después.
Para cada uno de nosotros, estas últimas semanas ya forman, de una o de otra manera, un episodio que marcará nuestras vidas.
Eso también pasará en la sociedad entera.
Pero habrá muchas cosas que continúen. Cambiaremos, pero nuestro pasado no va a desaparecer. Su permanencia nos dará identidad aún en un nuevo entorno.
Una de las preguntas clave en esta coyuntura en la que nos encontramos es qué permanecerá y qué será diferente.
Aún no lo sabemos.
Imagínese usted que se presentó un tsunami. Todavía estamos en él. Necesitamos que las aguas bajen para saber qué es lo que encontraremos cuando nuevamente la tierra sea visible.
Probablemente hallaremos que la geopolítica mundial ya es otra. Que China se ha recuperado y que su trayectoria para convertirse en la economía número uno del mundo se va a acelerar.
Quizás también observaremos que, por sobrevivencia, Estados Unidos busca aliados para tratar de mantener su hegemonía. Allí la oportunidad de México.
Encontraremos, cuando regresemos a nuestro espacio de trabajo, que éste ha cambiado radicalmente. Que ya nunca volverá a ser el mismo.
Quienes hemos tenido la oportunidad de trabajar a distancia, sabremos que deberá ofrecer algo más, para poder ser más productivos, si no carecerá de sentido.
En países como México, cuando todos regresemos a las calles, encontraremos el terrible impacto social que la pandemia ha dejado y que hoy aún no es visible.
Ninguna crisis financiera que nuestra generación haya vivido se parecerá a lo que hoy ya vivimos. La profundidad y alcance que tendrá serán mucho mayores.
"Como es obvio", según dicen, no se trata de la crisis del neoliberalismo.
Se trata del impacto económico y social del más terrible ataque de un virus en contra de la humanidad en los últimos 100 años. Si no se encuentra la vacuna en los siguientes meses, los muertos habrán de contarse por millones y no por cientos de miles, como ya sucede ahora.
Encontraremos, cuando salgamos, una población en la que se van a exacerbar los impulsos localistas, que quisieran cerrarse al resto del mundo y conjurar las amenazas que los intercambios de mercancías, de conocimientos, de personas, traen consigo.
Encontraremos también, afortunadamente, que existe un grupo de la sociedad –no sabemos qué tan importante e influyente– que entiende que la única manera de enfrentar amenazas como la que estamos viviendo es con el conocimiento y la ciencia.
Encontraremos que en la medida que las amenazas se han vuelto globales, así también deben volverse nuestros esfuerzos para conjurarlas.
Para algunos resultará increíble, pero encontraremos a políticos que piensan que la pandemia fue solo una etapa incómoda, que les impidió seguir con sus giras y sus campañas, y que creen que es cuestión de semanas para que 'la normalidad' regrese y se puedan plantar en las plazas públicas, rodeados de sus partidarios, que los ovacionen y que les digan que sigan adelante.
Encontraremos políticos que, pese a las evidencias de su mala gestión, van a presumir de los buenos resultados que han obtenido… en la realidad alterna en la que ellos se mueven.
Así lo harán Trump o Bolsonaro. ¿O acaso usted estaba pensando en otro personaje?
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