Hay luz al final del túnel.
Los procesos que más amenazaban a la economía y a la sociedad en el mundo entero, gradualmente parecen regresar a su cauce.
Ayer por la tarde se dio a conocer que la administración del presidente Donald Trump autorizó que comiencen los trabajos de transición con el equipo de Joe Biden.
Con ello, se elimina la posibilidad de que el presidente Trump propiciara una crisis constitucional para tratar de desbarrancar el proceso electoral en el que resultó triunfador Biden.
Todo indica que, finalmente, dentro de los círculos cercanos a Trump, se impusieron los pragmáticos, quienes consideran que ya no había posibilidad de revertir el resultado y buscan preservar el capital político que para Trump y los republicanos representan más de 70 millones de votos.
En el corto plazo, incluso, se manda un mensaje a los electores de Georgia para que se inclinen a favor de los republicanos en las elecciones extraordinarias para el Senado el próximo 5 de enero.
El triunfo de los republicanos en este proceso les permitiría mantener el control del Senado y condicionar de manera importante al gobierno y las políticas de Biden.
Otro frente en el que hay noticias positivas es el caso de las vacunas.
Ayer se conoció el informe preliminar de los resultados de la tercera fase de ensayos clínicos de la vacuna desarrollada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford.
La eficiencia de la vacuna, que puede ir desde el 60 hasta el 90 por ciento, en función de la forma de aplicarse, lo que todavía se investiga, es una noticia muy favorable para los países en desarrollo como el nuestro.
A diferencia de otras vacunas, una virtud que tiene ésta es que no requiere temperaturas especialmente bajas para conservarse.
En países donde hay deficiencias en la llamada red de frío, y donde prácticamente no existe una red de 'ultrafrío', como por ejemplo, requiere la vacuna de Pfizer, se trata de una ventaja logística de enorme importancia.
Además, el hecho de que a partir del convenio con la Fundación Slim, el Grupo INSUD de Argentina y la empresa mexicana Liomont, la vacuna se procese en México, también ofrece una ventaja adicional.
Es probable que en este mismo mes o en diciembre tengamos las primeras autorizaciones de los reguladores sanitarios, la FDA en Estados Unidos y la EMA en Europa, para la producción masiva de estas vacunas.
Por lo mismo, es probable que el proceso de vacunación en nuestro país pueda comenzar incluso en los primeros meses del próximo año.
Sin embargo, pese a lo positivo de esta noticia, hay que mantener los pies sobre la tierra y darnos cuenta que el proceso de vacunación que ya se vislumbra será complejo y prolongado.
Se trata del mayor esfuerzo de inmunización en la historia de la humanidad y también en la de nuestro país.
Y en el camino para llegar a la condición de una inmunización de alrededor de 70 por ciento de la población todavía hay muchos meses por delante, y en el corto plazo altos riesgos de que el contagio de Covid-19 se acelere.
Por esa razón es que tendrán que extremarse en las últimas semanas del año las medidas de distanciamiento social.
Si se fracasa en ese esfuerzo y tenemos una nueva aceleración de los contagios, antes de que comience la vacunación podríamos enfrentar una nueva crisis y el riesgo de restricciones más severas en materia de confinamiento.
La gran diferencia de la situación actual respecto a la que teníamos hace poco más de un mes es que algunas de las incógnitas esenciales para definir la perspectiva de 2021 se han resuelto ya.
No quiere decir esto que la crisis derivada de la pandemia o de las políticas irracionales de Trump ya hayan quedado resueltas.
Lo que sí quiere decir, como nos referíamos en el comienzo de este texto, es que al menos ya hay luz al final del túnel.