Coordenadas

Para Herrera, con afecto: Urzúa

Tras la renuncia de Carlos Urzúa, la tarea de Arturo Herrera es hacer lo opuesto a lo que dijo AMLO el miércoles: convencerlo.

Carlos Urzúa detonó una bomba como no se había hecho en los últimos 46 años.

Ignoro si había medido las consecuencias de lo que escribía o si pensó exclusivamente en preservar su honor y su imagen.

Pero, hagamos un poco de historia respecto a los cambios en la Secretaría de Hacienda.

En el sexenio de Peña renunciaron Luis Videgaray y José Antonio Meade. El primero para asumir el costo de la invitación a Trump; el segundo para ser candidato presidencial.

En el gobierno de Calderón, renunció Carstens para tomar el Banco de México, y renunció Ernesto Cordero para buscar la candidatura presidencial del PAN.

En el de Fox, Paco Gil Díaz estuvo todo el sexenio.

En el de Zedillo, renunció Jaime Serra, debido a la crisis financiera desatada en diciembre de 1994 y luego renunció Guillermo Ortiz, para pasar al Banco de México.

Con Salinas, Pedro Aspe estuvo los seis años.

Con Miguel de la Madrid, renunció Jesús Silva Herzog, por el conflicto y las discrepancias con el titular de la Secretaría de Programación y Presupuesto (SPP), Carlos Salinas.

Con José López Portillo, fue despedido Rodolfo Moctezuma Cid, tras la renuncia del titular de la SPP, Carlos Tello, con objeto de separar del gabinete a los dos funcionarios que entraron en conflicto. Y luego, David Ibarra fue removido de Hacienda tras el estallido de la devaluación de 1982.

Lo más cercano a lo que vimos en el caso de Urzúa, ocurrió con Luis Echeverría, cuando Hugo B. Margáin fue removido de su cargo, por las discrepancias con el presidente. Luego José López Portillo renunció para tomar la candidatura del PRI.

La renuncia de Urzúa y el tono de su carta ¿significan que tenemos una crisis financiera en ciernes?

Sí y no. Déjeme elaborar un poco.

Imagine que, al presentarse el Plan de Negocios de Pemex, en cuestión de muy pocas semanas, resulta que en los mercados internacionales se percibe como un desastre. En ese caso, lo más probable es que Moody's baje la calificación de la deuda de la petrolera y se pierda el grado de inversión, lo que significaría un detonador de la venta de activos mexicanos y un disparo de las tasas de interés. Eso se traduciría en un dólar por arriba de 20 pesos o más y un costo del crédito mayor, lo que seguramente traería consigo presiones fiscales.

Si el Plan de Negocios de Pemex es recibido en tono positivo, aunque se guardara cierta cautela, por lo menos se ganaría tiempo para buscar un mayor respaldo con el Paquete Económico de 2020, y en el corto plazo no tendríamos sobresaltos.

Dudo mucho que Urzúa se haya ido para evadir la responsabilidad de presentar este plan, como algunos han dicho. Creo que se fue por el gran desgaste personal que tuvo en su posición.

Pero lo cierto es que le dejó a Herrera una papa caliente, a la que elevó la temperatura con el texto de su renuncia.

Si el exsecretario realmente es amigo de Herrera, uno pensaría, …con esos amigos… y lo que sigue del dicho.

Como a veces se olvidan las cosas, les recuerdo que el 13 de marzo publicamos aquí un texto que se denominaba: 'En defensa de Herrera'.

Como ocurrió en aquellas fechas, a su regreso de Londres, la tarea, nada sencilla de Herrera, es hacer exactamente lo opuesto a lo que AMLO dijo ayer: convencerlo.

Herrera no se va a dedicar a administrar la crisis. Si el episodio que vimos esta semana se repitiera con Herrera en los próximos meses, para muchos sería la señal de saltar del barco antes del naufragio.

Sin embargo, creo que Herrera todavía puede evitarlo.

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