¿Cree usted que Joseph Biden ya tiene ganada la elección del 3 de noviembre en Estados Unidos?
Percibo que diversos analistas observan los resultados de las encuestas nacionales y llegan a esa conclusión.
Algunas de las más recientes son, por ejemplo, la de The Economist/YouGov, que le da una ventaja de 10 puntos a Biden; la de The Hill/HarrisX, que establece una diferencia de 7 puntos, o la de Reuters/Ipsos, con 10 puntos.
Igualmente, el ejercicio de predicción de Nate Silver de FiveThirtyEight indica un 88 por ciento de probabilidades del triunfo de Biden frente a 12 por ciento del triunfo de Trump.
Los datos duros no mienten. El escenario más probable es la derrota de Trump.
Pero no hay que olvidar que estamos hablando de probabilidades.
Si el sistema electoral norteamericano fuera más sencillo y una situación 'normal', estaríamos frente a elecciones con un resultado bastante previsible y que ya no encerrarían mayores sorpresas.
El problema es un sistema electoral complejo en el que, más que la votación popular, hay que ganar los votos electorales, en donde hay voto anticipado y voto postal, y en el que además habrá votaciones en urna en medio de una pandemia en la que los contagios se están acelerando. Y, además, una circunstancia que puede ser lo que usted quiera pero que no es 'normal'.
El agregador de encuestas de RealClearPolitics indica que Biden podría tener razonablemente seguros en este momento 216 votos electorales de los 270 que necesita para ganar. Es decir, requiere sumar 54 votos más.
En contraste, Trump sólo tiene asegurados por ahora 125, por lo que requiere sumar otros 145 votos.
Todavía podrían considerarse indefinidos 14 estados que suman 197 votos electorales.
En este bloque, RealClearPolitics considera que pudiera ser decisivo el resultado de seis de ellos: Florida, Pennsylvania, Michigan, Wisconsin, Carolina del Norte y Arizona. En conjunto suman 101 votos, y en ellos, la diferencia promedio a favor de Biden es de 4.1 puntos.
Más allá de las consideraciones respecto al sistema de votos electorales, quizás el problema mayor para anticipar resultados es el hecho de que estamos en medio de una pandemia.
No sabemos qué porcentaje del voto fue adelantado o se envió previamente por correo. Tampoco sabemos cuánta gente vaya a salir a votar justamente dentro de dos semanas.
Esa circunstancia inédita puede conducir a que las encuestas sean menos precisas en esta ocasión que en otros momentos, ya que en las encuestas se está considerando el universo de los votantes totales y la realidad podría ser que sólo votara una fracción de ese total.
En términos más técnicos, podría haber una mayor diferencia esta vez entre los votantes probables y los votantes totales. Y las muestras que se están entrevistando se extraen usualmente de los votantes totales.
Por si faltara algo adicional para complicar el panorama, ya se sabe que el presidente Trump ha objetado el voto postal en diversos estados. Si resulta que Biden logra un triunfo ajustado basado en el voto por correo, dé por hecho que habrá impugnaciones en tribunales por parte de Trump y los republicanos.
Y todavía peor, la 'tormenta perfecta' ocurriría si Trump logra ganar la votación en las urnas (no la votación popular sino en votos electorales) y ésta se conoce directa o indirectamente el 3 de noviembre, pero luego se le da la vuelta al resultado al sumarse los votos por correo.
Es el caso que muchos temen porque probablemente Trump se aferraría a la presidencia y, además, la sociedad se polarizaría, con el riesgo de que estallara la violencia en diversos puntos.
En suma, no confundamos el probable triunfo de Biden con la certeza de que eso será lo que suceda.
En ambientes como en el que hoy vivimos tienden a confundirse nuestros deseos con la realidad. Hay que evitar que eso suceda.
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