Ayer le comenté en este espacio que, a mi juicio, solo un nuevo Pacto Social podría permitirnos remontar el largo periodo de virtual estancamiento que hemos vivido.
Hay dos diagnósticos, a mi juicio, parciales que se han hecho respecto a las razones de nuestro bajo crecimiento.
En la administración anterior, se señaló que la razón era la baja productividad de los factores. Y que, por lo tanto, para subirla, se necesitaban las reformas estructurales.
El diagnóstico, con todo y contener elementos de realidad, se quedó corto. Y el resultado fue el bajo crecimiento del sexenio de Peña: 1.1 por ciento de crecimiento promedio per cápita.
Ahora, AMLO ha diagnosticado que la razón del bajo crecimiento es la corrupción. Y la prescripción es que, combatiendo a la corrupción, se corregirá este problema.
Sin minimizar el problema y los costos de la corrupción, mi opinión es que el diagnóstico se equivoca. No va a repuntar el crecimiento con el combate a la corrupción.
La razón del bajo crecimiento es la limitada inversión pública y el insuficiente crecimiento de la inversión privada.
La inversión realizada por el Estado debe volverse un catalizador de las inversiones privadas. Por cada peso invertido por el Estado, al paso de los meses o de los años, debe haber muchos pesos más invertidos por el sector privado.
Según las cifras de las cuentas nacionales del Inegi, la inversión pública cayó en 7.6 por ciento entre 2003 y 2017 (último dato disponible).
A lo largo de muchos años, el Estado abandonó su tarea como inversor y concentró sus recursos en el gasto social y en la burocracia.
El problema es que la inversión privada no reemplazó a la pública. El promedio de crecimiento de las inversiones de empresas y personas fue de 3.6 por ciento al año, cuando en el pasado crecía a tasas cercanas al 10 por ciento.
No hubo más inversión pública porque el gobierno no tuvo más dinero y no quiso hacer una reingeniería de su estructura.
Para tener más dinero se necesitaba oootra reforma fiscal que no ha querido instrumentarse y que tiene que ver con generalizar el IVA y cobrar el predial.
Si queremos que la inversión privada crezca, el Estado debe invertir y recaudar más.
Con todo y el respaldo popular que tiene el gobierno de AMLO, no ha cambiado las cosas para darle más recursos al Estado.
Si queremos tener un Estado de primer mundo, ni modo, hay que pagar impuestos como en el primer mundo.
Y esto la sociedad lo debe acordar. Y poner reglas, y fiscalizaciones que sirvan.
Por eso se necesita otro pacto social.
Hace 80 años que no teníamos a un gobierno que fuera capaz de convocar a un nuevo pacto. La última vez que ocurrió fue con Lázaro Cárdenas.
Más que Calles, él fue el creador del sistema político mexicano y de las principales estructuras del aparato del Estado mexicano, que condujeron al largo periodo de crecimiento que tuvimos antes de 1970.
Si López Obrador quiere pasar a la historia, tiene toda la oportunidad.
Pero debe entender que tiene que ser abierto, generoso, y hacerle frente a un mundo que no es el que imaginó en su larga lucha.
De lo contrario, el mantener un mediocre crecimiento económico por varios años más va a generar frustración en la sociedad y a propiciar un giro de 180 grados, abriéndole la puerta a un 'Bolsonaro' mexicano.