Comenzábamos el mes de mayo. Teníamos poco más de un mes en la llamada 'Jornada Nacional de Sana Distancia'.
El subsecretario López-Gatell todavía disfrutaba el titular de la revista Quién: "El rockstar inesperado de la 4T". Entre sus cercanos se especulaba que el presidente López Obrador tenía ya a un nuevo prospecto para la candidatura presidencial de 2024.
Eran esos tiempos cuando el encargado de la estrategia contra la pandemia dictaminó que entre el 6 y el 8 de mayo llegaríamos al pico de los contagios y a partir de entonces comenzaríamos un camino descendente.
El 8 de mayo hubo mil 906 nuevos contagios a nivel nacional y 196 fallecidos.
Obviamente, las predicciones de López-Gatell nada tuvieron que ver con la realidad.
Sin embargo, en contra de lo que podría pensarse, siguió al frente de la estrategia contra la pandemia.
El subsecretario aprovechó dos características del presidente López Obrador para fortalecerse.
La primera es que documentó y sustentó sus creencias.
Era el 28 de febrero y en la conferencia mañanera alguien preguntó al presidente López Obrador si él cambiaría algo debido a la pandemia. Su respuesta fue la siguiente:
"No puedo porque, miren, la vez pasada –ahora coincidió– cuando el virus que afectó, fue en el 2009, se exageró en aquel tiempo y se prohibió incluso que se llevaran a cabo reuniones, me acuerdo. A mí me tocaba ir a giras, porque le teníamos que pedalear; si no, no se podía, era de trabajar todos los días, todos los días, informando, orientando, como predicadores, como demócratas, todas las plazas públicas. Y me tocó, entonces, ir a Tamulté de las Sabanas, a la zona chontal de Tabasco. Me criticaron porque hubo un acto en la plaza".
Ni suspensión de eventos ni uso de cubrebocas.
El presidente se escudó en las opiniones de López-Gatell para seguir.
El segundo mérito de López-Gatell es que siguió el ejemplo. Culpó siempre a terceros y no admitió ni el menor error de una estrategia que tiene el peor saldo de fallecidos en la historia moderna del país.
El modelo del Instituto de Evaluación y Métricas de la Salud de la Universidad de Washington señala en su proyección base que al finalizar marzo habrá en México 161 mil fallecidos por Covid, de acuerdo con las mediciones oficiales.
Eso significa que todavía van a morir 47 mil 370 personas más en los siguientes tres meses y medio.
Le creo más a este análisis que a lo que pueda decir López-Gatell.
Hace pocos días, la canciller Angela Merkel señalaba que las cifras que marcaban 590 fallecidos diarios eran inaceptables.
Un país civilizado no puede aceptar como si nada ese número de muertes evitables. Pero, pareciera que en México no lo somos.
En realidad, los fallecidos en México serán más, lamentablemente.
De acuerdo con el último informe oficial sobre muertes excedentes, hacia el final de octubre iban cerca de 202 mil. El factor por el que debería multiplicarse el número oficial de muertos por Covid es de 2.3 veces.
No necesariamente todos fallecieron por Covid, pero la cifra refleja el efecto de la crisis sanitaria, y finalmente, el resultado de las políticas públicas que se han aplicado.
Si ese factor se mantuviera, para finales de marzo en realidad habría cerca de 370 mil muertos en México asociados directa o indirectamente a la pandemia.
Estamos a 15 días de terminar 2020 y muchos quisieran que con él terminaran las penalidades que nos han acompañado a lo largo de gran parte del año.
Me duele decirlo, pero no será así. Tendremos un 2021 muy duro y lleno de pruebas para todos nosotros.
Más vale asumirlo y no crear falsas expectativas, pues así lo afrontemos de la manera más inteligente posible.