El subsecretario de Hacienda, Arturo Herrera, comentó ayer un cambio de estrategia muy importante en la política económica.
El Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestales se rediseñará para convertirse en un mecanismo contracíclico, es decir en un instrumento para contener el freno de la economía.
Aquí le hemos comentado insistentemente en la necesidad de una redefinición de la política fiscal para hacerle frente a la desaceleración de la economía, lo que parece que ya está en fase de preparación.
Ello va a requerir un conjunto de cambios legales, pues la regulación del fondo mencionado, que tiene recursos en este momento por 280 mil millones de pesos, impide que éste pueda utilizarse para reactivar la economía sino subsanar pérdidas de ingresos del gobierno, al margen de la trayectoria de la economía.
Seguramente este planteamiento va a causar polémica, pero será muy sano que se presente.
Habrá otra parte de la modificación de las reglas que seguramente producirá aún más controversia: el uso de otra parte de este fondo para el pago de la deuda de Pemex, en principio la mitad, alrededor de 7 mil 500 millones de dólares.
Con ello, la apuesta es que se genere un golpe de confianza en la viabilidad financiera de Pemex.
La crítica que hicieron las calificadoras y los inversionistas al paquete de rescate que se anunció hace algunas semanas es que realmente no había recursos nuevos.
Con el nuevo planteamiento, que se dará a conocer en un par de semanas aproximadamente, se liberará presión de vencimientos a Pemex, dándole un mayor margen de maniobra financiera.
La apuesta del gobierno es que este hecho no afecte negativamente la perspectiva de las finanzas públicas y sí mejore sustancialmente la de las finanzas de Pemex.
Veremos si la apuesta resulta ganadora.
A un año del ‘tigre’
Hace poco más de un año, el entonces candidato a la presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, acudió a la Convención de los banqueros.
En su participación, señaló que él respetaría el resultado de la elección, de ser limpia, pero agregó: "si se atreven a hacer un fraude electoral, yo me voy a Palenque, y a ver quién va a amarrar al tigre. El que suelte al tigre que lo amarre, ya no voy a estar yo deteniendo a la gente". Y eso fue lo más recordado de toda la Convención.
Más allá del trato cortés que recibió AMLO hace un año, fue claro que era el que menos simpatía generaba entre los banqueros.
Tras sus declaraciones, las críticas, tanto públicas como privadas, le llovieron, pues se percibieron como amenaza más que advertencia.
Doce meses después, el presidente de la República regresa hoy a la reunión anual de los banqueros con un respaldo inédito, pero no solamente de la población en general, sino de los propios banqueros, que entrevista tras entrevista, en las últimas semanas le han manifestado su apoyo.
Cuando López Obrador dé su discurso esta tarde en la ceremonia de clausura de la Convención, observará que los banqueros no sólo están en disposición plena de trabajar en sus proyectos de inclusión financiera, sino que incluso han aceptado hacer una revisión al tema espinoso de las comisiones.
¿Se trata del pragmatismo de los banqueros o hay algo que haya cambiado en las posiciones de AMLO respecto a su visión como candidato?
Las dos cosas. Ningún banquero tiene intención de bajar la cortina o dejar el país. Y, el gobierno sabe que los necesita. Así que, por lo pronto, hay luna de miel.
La interrogante es: ¿durará?