El día de ayer nos dimos cuenta, quizás por primera vez, del significado de una posible guerra comercial y de divisas entre Estados Unidos y China. Una verdadera 'guerra económica'.
Prácticamente los mercados accionarios de todo el mundo tuvieron bajas importantes y muchas divisas se depreciaron frente al dólar.
La aversión al riesgo recorrió nuevamente los mercados.
Para entender el significado de estos hechos hay que hacer un poco de historia, pues este conflicto se gesta desde hace más de un año.
El presidente Trump, desde el comienzo de su mandato, estuvo a disgusto con el superávit comercial de China, pero en marzo de 2018, hace 16 meses pidió al representante comercial investigar la posibilidad de aplicar aranceles a las importaciones chinas.
En mayo se empezaron a aplicar aranceles de 25 por ciento a un volumen de 50 mil millones de dólares. En septiembre del año pasado, se amplió a otros 200 mil millones de dólares, con una tarifa de 10 por ciento. En mayo de este año, ese porcentaje subió a 25 por ciento.
En el camino, en junio pasado, Trump también anunció sanciones en contra de Hawuei.
Sin embargo, tras la reunión del G20 en Osaka se anunciaron conversaciones entre EU y China, para tratar de llegar a un acuerdo.
Las negociaciones culminaron al final de julio sin concretar nada. Por lo tanto, el 1 de agosto, Trump anunció aranceles de 10 por ciento para otros 300 mil millones de dólares de importaciones chinas.
Este lunes vino la primera respuesta significativa de China a los castigos comerciales de Estados Unidos, y se propició una depreciación significativa del yuan, para llevar el dólar a su máximo histórico frente a la moneda china, de 7.05 por dólar.
Por la tarde de ayer, el gobierno de EU respondió calificando a China oficialmente como "manipulador de divisas", de acuerdo con la Ley de Competitividad y Comercio de 1988, y puede acudir ante el FMI a pedir que se elimine esta ventaja comercial injusta.
El hecho es poco relevante en sí mismo, pero ilustra el grado al que han llegado las tensiones.
El resultado de las sanciones es ya una caída de las importaciones de China de 12 por ciento en el primer semestre, equivalentes a 33 mil millones de dólares.
Muchos han advertido que si la guerra comercial entre las dos potencias sigue escalando hay un mayor riesgo de recesión internacional.
De hecho, los indicadores que anticipan una recesión para los siguientes doce meses, como la diferencia entre la tasa de los Bonos del Tesoro a 10 años y la de tres meses, está en el nivel más elevado desde 2007, antes del estallido de la gran crisis de 2008-09.
Para México, aunque el conflicto con China ofrezca oportunidades a largo plazo, en lo inmediato configura un escenario de mayor riesgo.
De entrada, esta circunstancia quizás haga más difícil que la Junta de Gobierno del Banxico decida bajar la tasa de interés de referencia en un cuarto de punto porcentual.
La razón es que, si hay presiones cambiarias, el control inflacionario será más difícil.
Pero, si no hay baja de tasas entonces será más difícil remontar el estancamiento en el que nos encontramos.
Veremos qué sucede en los próximos días para saber hasta dónde escala este conflicto que nos amenaza a todos.