Coordenadas

Tienen que ayudar a AMLO

A veces parece que los colaboradores del presidente le están dejando a éste toda la chamba de comunicar, lo que conduce a AMLO a confrontaciones innecesarias.

Si alguien tuviera que formarse opinión respecto a la economía mexicana con lo que se dijo ayer en medios respecto a la baja de perspectiva de S&P, quizás hubiera concluido que el país está al borde de la hecatombe.

Y, si alguien se hubiera formado una opinión de lo mismo, pero observando el comportamiento de los mercados financieros, hubiera llegado a una conclusión completamente diferente.

Resulta que ayer, después de que S&P dio a conocer sus bajas, el peso recuperó terreno frente al dólar y ganó cerca de cinco centavos. Las tasas de referencia (TIIE a 28 días) bajaron ligeramente y aunque la Bolsa bajó levemente, siguió la tendencia de los últimos 10 días.

Es decir, el cambio de perspectiva de S&P influyó muy poco en el comportamiento de los inversionistas.

¿Por qué razón?

La primera fue porque estaba descontado que S&P hiciera algún ajuste respecto a la nota o la perspectiva de México o de Pemex, luego de que Fitch y Moody's ya lo habían hecho.

Además, el cambio fue bastante moderado al no bajar la nota, sino sólo cambiar la perspectiva.

Y, tercero, en términos generales, aun si S&P bajara un escalón las calificaciones del gobierno de empresas públicas mexicanas, quedarían por arriba de las notas que ya tienen de Moody's y Fitch.

Si es así, ¿por qué se armó el escándalo por la revisión de perspectiva de S&P?

A mi juicio, por los vacíos de comunicación que está dejando el gobierno federal.

Le pongo un ejemplo. En este espacio le comentamos recientemente dos cosas.

La primera es que, de acuerdo con el calendario previsto, los ingresos presupuestales del gobierno en enero van arriba del calendario previsto, a pesar de la caída respecto a las cifras del año pasado.

La segunda es que la inversión pública creció en enero en 14 por ciento en términos reales, lo que de continuar cambiaría el patrón que el gasto público ha tenido desde hace años, con caídas sistemáticas de la inversión.

¿Vio usted a alguien del gobierno argumentando lo que estos dos rasgos del comportamiento de las finanzas públicas significan? Yo no.

Pareciera a veces que los colaboradores del presidente le están dejando toda la chamba de comunicar. Y, por más habilidades que el presidente tenga, a veces, en los asuntos muy técnicos, ni recibe las preguntas adecuadas ni da las respuestas que lleven a las explicaciones.

Al revés, a veces las preguntas lo conducen a confrontaciones completamente innecesarias, como sucedió en el caso de S&P.

López Obrador y su gobierno tienen críticos que van a aprovechar cualquier resbalón o trastabilleo para lapidarlos. Así ha ocurrido.

Quienes intentamos hacer una evaluación objetiva no dudamos en criticar cuando las circunstancias así lo ameritan, pero sin magnificar los hechos con intención de desacreditar.

Pero hay que tomar en cuenta que exponerse a cuestionamientos sin sustento por no dar las explicaciones necesarias, es un riesgo innecesario por el que podemos pagar todos.

¿Por qué no las diversas dependencias habilitan a un vocero para que cada mes, cada quincena, o cuando así se requiera, den las explicaciones técnicamente precisas?

El presidente es un fantástico comunicador. Los resultados electorales y su popularidad así lo demuestran. Pero las acciones de gobierno van a necesitar más y más algo que vaya más allá de la expresión presidencial.

¿Habrá el talento para entender y operar ese cambio?

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