Al Paquete Económico enviado ayer al Congreso le podemos poner el calificativo de 'cumplidor'.
Hay dos aspectos que deben subrayarse. El primero, tiene un estimado realista de desempeño económico.
El segundo, es un esfuerzo de recaudación que implicará diversos cambios fiscales que serán determinantes para asegurar que se mantenga la disciplina de las finanzas públicas y que seguramente van a hacer ruido.
Vamos por partes.
El estimado de crecimiento del PIB para este año fija un 0.6 por ciento como piso y un 1.2 por ciento como techo.
Claramente, el resultado va a estar más cerca del piso que del techo, pero las probabilidades de que el crecimiento caiga en las estimaciones de Hacienda son elevadas.
Para el 2020, el rango es de 1.5 a 2.5 por ciento, lo que coloca el punto medio en 2 por ciento.
Las estimaciones privadas en este momento se ubican en 1.3 por ciento, ligeramente por debajo del rango bajo establecido por Hacienda.
Si tuvieran razón las previsiones de los analistas privados, quizás la recaudación quedaría levemente corta y tal vez habría que hacer ajustes al gasto durante el año 2020.
En este escenario algo que hay que poner sobre la mesa es la estimación de producción de petróleo, uno de los elementos esenciales que habrán de juzgar las calificadoras.
La plataforma estimada implica una producción al final de este año de 1 millón 727 mil barriles diarios, lo que implica una elevación de alrededor de 57 mil barriles respecto a las cifras de julio. Para el 2020 supone una elevación a 1 millón 951 barriles.
Este nivel, con casi 280 mil barriles adicionales a los actuales, no se puede lograr sin la producción privada, lo que parece una buena noticia respecto a lo que habrá de hacerse en el sector.
Claro que todo este escenario no funcionaría si hubiera una recesión en Estados Unidos, pues supone un crecimiento del PIB en EU de 1.8 por ciento y de 1.1 por ciento en su producción industrial.
El otro factor que le comentaba inicialmente es el tema de la recaudación.
Se plantean diversas modificaciones fiscales. Estas tienen que ver con la obligación de quienes rentan inmuebles de generar comprobantes fiscales, al margen de que el arrendador lo solicite; también cambia la obligación de entero de IVA en la subcontratación laboral, para asignar esa obligación a la empresa contratante. Otro de los cambios significativos es el pago de impuestos a vendedores independientes, que son muy usuales en ventas multinivel. Hay cambios en plataformas digitales, en retención de impuestos por intereses y en el IEPS de refrescos y cigarros.
El escenario planteado por Hacienda es que exista un incremento de 3.7 por ciento real en los ingresos tributarios del sector público. En este año lo que tendremos es una baja de 1.6 por ciento en términos reales respecto a lo presupuestado para 2019.
Me parece que el Paquete Económico que se envió ayer a la Cámara se tomará positivamente por los mercados financieros, pues respeta la meta de superávit primario, aunque la deja en 0.7 por ciento del PIB, como algunos anticipábamos.
Trae consigo un crecimiento del gasto programable de 0.9 por ciento real.
Sin embargo, tampoco va a ser un proyecto que despierte entusiasmo, pues claramente tiene una orientación defensiva.
Es decir, hace esfuerzos por preservar los equilibrios fiscales y también por impedir que el crecimiento caiga más.
Se trata de un Paquete 'cumplidor', que reconoce las restricciones que hoy tienen tanto la economía como el gobierno.