Una persona bien informada de la dinámica política y económica de México me preguntaba recientemente, con asombro, por las razones por las cuáles nuestra moneda ha mantenido una posición de fortaleza frente al dólar.
Su sorpresa derivaba de su sensación de que la situación del país iba mal. Mal en lo político, con un gobierno que abre muchos frentes y que entra en conflicto con muchas fuerzas, generando incertidumbre. Y mal en lo económico, con una economía que está estancada y en la que no se ve que la inversión pueda mover pronto las ruedas del crecimiento.
"¿Cómo es posible que si este es el cuadro que observan los inversionistas sigan apostando a México?", se preguntaba.
De una u otra forma, he escuchado en diversas ocasiones este cuestionamiento, por parte de empresarios nacionales o inversionistas extranjeros en los últimos meses.
Van algunos elementos para responder.
Primero, hay que subrayar que la apuesta a México no es algo que sea propaganda del gobierno.
Entre el 30 de noviembre, último día del gobierno de Peña y el cierre de ayer, el peso se apreció en 7.7 por ciento y, de acuerdo con Bloomberg, fue la divisa que más ganó en el mundo entero.
En ese mismo lapso, el Índice de Precios y Cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores subió en 8.2 por ciento.
Entre el cierre de noviembre del año pasado y febrero de este año (último dato disponible) el valor de los activos financieros en poder de extranjeros creció en 133 mil millones de pesos.
Es cierto que hay diversos casos de inversionistas mexicanos que decidieron cambiar su residencia y moverse al extranjero llevándose afuera recursos, pero la proporción respecto a la llegada de recursos foráneos es muy baja, lo que se ve en el comportamiento del dólar o de la Bolsa.
Evidentemente, una de las razones por las que viene el capital foráneo es por las altas tasas de interés que se pagan en México.
Sin embargo, no basta eso. Hay países que pagan más y reciben mucho menos.
La perspectiva de estabilidad financiera es uno de los factores que nutre la llegada de capital foráneo.
En las decisiones financieras y de inversión todo es relativo, y México pinta mejor que otros sitios.
Este año, sin embargo, no será afortunado en materia de inversión extranjera directa, pues muchas empresas externas están a la espera de tener señales claras, de que se decanten las decisiones trascedentes del gobierno, a sabiendas de que hay mucha pirotecnia verbal al comenzar una nueva administración.
Sin embargo, no es el caso en materia de inversión financiera, en la que hay más flexibilidad para retirarse si vieran factores que no les gustaran. En ese caso, los registros son inequívocos, la inversión va para arriba.
Hay que recordar que los extranjeros ven al país de manera desapasionada. Que comparan lo que aquí pasa con lo que observan en otras latitudes. Que acumulan experiencias de décadas en regímenes de todo tipo y que en muchos aspectos están curados de espanto.
Y, quizás lo más importante, que tienen la capacidad para ver los factores subyacentes de la economía y de la sociedad mexicanas, que están detrás del ruido político.
Por eso es que siguen apostando al país.
Tal vez nos falte un poco de su visión.
Y, eso es lo que explica en lo fundamental, como dijo hace unos días AMLO, que nuestro peso siga "fortachón".