En Pemex, a las celebraciones de las fiestas de la Independencia se les sumó otra razón: el espectacular incremento de los precios del petróleo, que este lunes 16 de septiembre alcanzó un 15 por ciento respecto al cierre del viernes.
Desde luego que la razón de esta alza fue el ataque a instalaciones petroleras de Arabia Saudita, dañando la capacidad de producción y embarque del principal exportador de crudo del mundo.
Los sauditas venden al mundo 7.4 millones de barriles de crudo al día y se teme que el efecto del ataque pueda restar 3 a 4 millones de esa oferta.
Un incremento de 15 por ciento implica un alza de 8 a 9 dólares por barril y es el incremento más elevado para una jornada individual desde 1990, cuando estalló la guerra del Golfo Pérsico.
Considerando el dato más reciente de producción de Pemex, implica recibir adicional 13.3 millones de dólares diarios por sus exportaciones.
En pesos y sobre una base mensual, es un 'regalito' de casi 8 mil millones de pesos mensuales, que en las circunstancias actuales le caen de maravilla.
Sin embargo, no hay las mismas sonrisas en la Secretaría de Hacienda. Resulta que los precios de las gasolinas en los mercados internacionales también subieron considerablemente, en poco más de 13 por ciento.
Esto va a significar que se va a disparar en ese porcentaje el precio de la gasolina que compramos. En julio gastamos 1 mil 723 millones de dólares en importación de petrolíferos. Si se mantuviera el alza de las gasolinas, habría que gastar 240 millones de dólares mensuales adicionales.
Bajo la política actual, lo más probable es que se contuviera la parte más significativa del incremento a través de la reducción del IEPS. Actualmente se captan alrededor de 22 mil millones de pesos de IEPS a las gasolinas. Si todo el impacto del alza fuera amortiguado por el IEPS, Hacienda dejaría de recibir 4 mil 800 millones de pesos por mes, aunque al sector público mexicano, en el saldo neto le conviene el alza.
El análisis anterior está basado exclusivamente en elementos cuantitativos directos. Sin embargo, hay muchos efectos de segundo orden que aún están inciertos.
Si, como diversos análisis de inteligencia señalan, el origen del ataque realmente es iraní, y hay represalias por parte de Arabia Saudita y Estados Unidos, los efectos podrían ser aún mayores.
Las versiones son confusas, pues Arabia Saudita aún no acredita la autoría iraní, pero la versión que ha dado a conocer el gobierno de Estados Unidos es que no tiene duda que fue un ataque de Irán en el que se usaron drones y misiles.
El escalamiento del conflicto y la posibilidad de que desencadenara hostilidades a escala regional, sería fatídico para economías como la europea o la china, altamente dependientes de las importaciones de crudo del Medio Oriente.
A diferencia del disparo de los precios del crudo y de las gasolinas, es interesante subrayar que el precio del gas natural en Norteamérica solo aumentó en poco más de 1 por ciento, lo que reafirma su gran relevancia como combustible y la importancia de haber alcanzado un acuerdo empresas y gobierno en el tema de los ductos de gas. Hoy sería crítico quedarse sin abasto del único hidrocarburo cuyo precio no se disparó.