La reforma energética constitucional se aprobó en medio de un contexto geopolítico que le permitirá a México, si juega bien sus cartas, convertirse en un actor global importante.
La reforma ha generado enorme interés internacionalmente, y la razón es simple: el descubrimiento de nuevos yacimientos de gas no convencional y la posibilidad de obtener un tipo de petróleo ligero y de gran calidad atrapado en medio de rocas han hecho posible un reacomodo en el tablero mundial de energía.
En la revista Foreign Affairs, Robert Blackwill y Meghan L. O'Sullivan describen este proceso. En su artículo, detallan cómo la explotación comercial de Shale gas a grandes profundidades y el fracking han cambiado la cara energética de Estados Unidos. De 2007 a 2012, la producción de Shale gas creció 50 por ciento en este país, con lo que pasó de representar el 5 por ciento al 39 por ciento de su producción total de gas. Asimismo, el petróleo obtenido por fracking le permitió revertir la caída en la producción total de petróleo y superar a Rusia como el primer productor mundial de energía y, el año próximo, podría permitirle superar a Arabia Saudita como el principal productor global de petróleo.
Adicionalmente, otros factores también podrían influir en este reacomodo. Por ejemplo, la crisis en Ucrania, pues la mitad de los 160 mil millones de metros cúbicos de gas natural que Rusia vende a Europa pasa por tuberías ucranianas.
Los reacomodos de poder representan momentos cruciales para nuevos jugadores. Por eso tantos ojos están volteando a ver a México.
La reforma energética constitucional permite por primera vez desde 1960, la participación de empresas privadas en la exploración y extracción de hidrocarburos del subsuelo. Esto representa un avance pero no es suficiente. La definición y aprobación de las leyes secundarias es lo que verdaderamente determinará el alcance de nueva política energética del país.
En este sentido, la reflexión deberá encaminarse a establecer qué tipo de participación privada es la adecuada para enfrentar los retos del mercado global. En el tema de recursos no convencionales, México ocupa la octava posición entre los 10 primeros países con capacidad técnica para recuperar petróleo Shale y es el sexto de la lista en relación al gas Shale.
El tiempo es un factor relevante. Actualmente, únicamente Canadá y Estados Unidos explotan comercialmente estos recursos, pero países como China, Argentina, Rusia, Turquía y Arabia Saudita están trabajando en ese sentido.
Una de las razones que explican el interés de los países por el gas y el petróleo Shale, es que la exploración y explotación son altamente rentables. No obstante, tanto la variabilidad geológica de los yacimientos Shale como el marco legal de su explotación han influido para que únicamente dos países de entre todos los que tienen estos yacimientos hayan tenido éxito.
Con respecto a la variabilidad geológica, es posible suponer que, dado que existen condiciones similares entre los yacimientos mexicanos y los de EU, con la tecnología adecuada podría alcanzarse una rentabilidad similar. Sin embargo, para garantizar el acceso a esta tecnología resulta fundamental que el marco legal promueva una competencia real en el sector.
A nivel constitucional, la reforma energética promueve un entorno en el que el riesgo y los costos de invertir en nuevos yacimientos se comparten con el sector privado. Esto resulta conveniente pero es por sí solo insuficiente. El desarrollo tecnológico que permitió que Canadá y EU explotaran comercialmente estos yacimientos fue posible gracias a la competencia.
La participación de distintas empresas ha hecho posible la utilización de tecnología específica para la explotación de diferentes tipos de yacimientos. Esto explica, en parte, por qué China, a pesar de su capacidad de inversión, no ha tenido éxito explotando comercialmente sus yacimientos.
Aprovechar esta coyuntura le permitiría a México convertirse en un actor mundial importante, pero además, evitaría que, frente a un escenario mundial en donde la oferta de energéticos parece incrementarse, una previsible disminución en los precios internacionales afectaran los ingresos públicos y, con ellos, la capacidad del gobierno de enfrentar los enormes retos que tiene el país.
Erika Contreras Licea
La reforma energética de México: oportunidad global
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