Perspectiva Bursamétrica

¿Banco de México debería seguir subiendo su tasa de referencia?

Si analizamos el desempeño de la economía, de los mercados financieros, la inflación y los contagios de Covid-19, la economía sigue destrozada.

El pasado 14 de julio, la Junta de Gobierno del Banco de México sorprendió al mercado, a los bancos y a los analistas que esperaban, en consenso, que el Banco iba a mantener intacta su política monetaria.

Ese mismo día el Inegi había reportado una inflación alta para junio, llevando la cifra anual de nueva cuenta por arriba de 6.0 por ciento anual. Muy superior al máximo tolerable para el Banco Central que es 4.0 por ciento anual. Un día antes el consenso de los analistas planteaba que el banco mantendría su tasa de referencia en 4.0 por ciento por todo el año, o a lo mucho, pudiera incrementar su tasa en 25 puntos base hacia finales del año. También había que apuntar que el precio del petróleo WTI y el del gas natural estaban alcanzando niveles máximos de los últimos años, lo que implicaba que en México íbamos a tener mayores presiones inflacionarias, del lado de los energéticos. Ya había tres bancos centrales que en el mundo habían tenido que aumentar su tasa de referencia por la inflación: Rusia, Brasil y Turquía.

En casi todos los países, en materia monetaria, los analistas tratamos de adivinar las decisiones futuras del Banco Central analizando el perfil de los integrantes de la Junta de Gobierno. Hoy en día está conformada por cinco miembros que presentan un equilibrio entre dos ‘gavilanes’ (los rudos, que normalmente se inclinan por una política monetaria restrictiva. Solo ven el mandato de mantener la estabilidad de precios), dos ‘palomas’ (los ‘take it easy’, que se inclinan por suavizar la política monetaria, y se interesan también por el crecimiento económico), y un elemento neutral. (Omito los nombres para que no se me ofendan). La decisión de esta última reunión fue dividida. El elemento neutral decidió la votación. Dos miembros de la Junta declararon a los medios y redes sociales que les parecía una decisión poco fundamentada, y hasta precipitada.

Lo peor del asunto fue la sobrerreacción del mercado y de mis colegas analistas, a pesar que el comunicado del banco hacía énfasis en que la decisión no implicaba el inicio de un ciclo alcista de tasas. A lo largo de toda la curva de tasas de interés en pesos, se tiene descontada desde ese día una racha de incrementos adicionales en la tasa de referencia hasta el fin del año. El consenso de los analistas plantea que la tasa de referencia de Banxico se va a ubicar entre 5.00 y 5.25 por ciento para fin de año.

¿El Banco está actuando correctamente, o no, subiendo la tasa de referencia? Y lo más relevante, ¿debe seguir subiendo las tasas, o no? O, ¿mejor las debería de bajar de nuevo?

La controversia al interior de la Junta, entre ‘gavilanes’ y ‘palomas’ no es nueva. Siempre ha existido. Alguna vez Agustín Carstens cuando era Secretario de Hacienda, declaró públicamente que el alza de la tasa de referencia que había hecho el banco cuando era gobernador del mismo Guillermo Ortiz Martínez era un error, porque se estaba sufriendo una inflación importada, o una inflación de choques de oferta. Algo muy parecido a lo que está sucediendo hoy con la inflación en México. “Los choques de oferta no se combaten con alzas de tasas” dijo entonces quien ahora es el banquero central global de los banqueros centrales.

Si analizamos la inflación por rubros reportada la semana pasada por Inegi para la primera quincena de julio, que por cierto regresa la inflación anual a 5.75 por ciento, vemos que el gas LP ha aumentado 34.64 por ciento anual, el transporte aéreo en 56.43 por ciento, los perecederos también están aumentando de manera significativa: chayote 31.48 por ciento, jitomate 25.08 por ciento, la cebolla aumentó 12.25 por ciento en tan solo 15 días. Estos dos últimos tienen una ponderación importante en la muestra del índice.

De lado externo, la inflación al consumidor en EU está en 5.4 por ciento, más del doble del objetivo de la Fed que es 2.0 por ciento, y la inflación al productor arriba de 7.0 por ciento. Sin embargo, la Reserva Federal ha declarado insistentemente que la inflación actual es pasajera y del lado de la oferta, y está dispuesta a tolerarla por dos años más. El otro lado de la moneda nos dice que la economía de EU está muy lejos del pleno empleo. La tasa de desempleo está en 5.9 por ciento muy por arriba del 3.5 por ciento que se tenía antes de la pandemia, y que era un mínimo no visto desde 1969.

Si analizamos el desempeño de la economía, de los mercados financieros y de la inflación misma, y la evolución de los contagios de Covid-19, la economía sigue destrozada. La demanda está muy débil aún y no repunta ni con un flujo mensual de 4 mil 500 millones de dólares mensuales de las remesas familiares. La masa salarial está 20 por ciento por debajo de la que se tenía en 2018. Es muy probable que los próximos dos datos del IGAE (mayo y junio) presenten variaciones negativas mensuales. Así que me parece que no va a suceder, pero el Banco debería de mantener su tasa de referencia en 4.0 en lugar de seguirla subiendo. Subir más la tasa en estos momentos es rudeza innecesaria.

El autor es presidente de Bursamétrica.

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