Perspectiva Bursamétrica

¿Se acabó la fiesta?

Como resultado de la desarticulación de las políticas monetarias extremas, lo que vamos a estar viendo son diversos episodios de venta generalizada de distintas clases de activos.

Así como en la primera semana del año observamos un importante incremento en las tasas de rendimiento de los bonos soberanos de los países desarrollados a largo plazo, en la semana pasada sufrimos un verdadero crack en las criptomonedas y se completó un lapso de tres semanas de ajustes a la baja en los principales mercados accionarios.

Se estima que en el mercado de las criptomonedas se perdió en unas cuantas jornadas cerca de 1.0 billones de dólares en el valor de capitalización de esos activos virtuales. El bitcoin que llegó a valer 67.5 mil dólares hacia finales de noviembre, tocó el viernes 34.0 mil dólares. Un ajuste del -49.6 por ciento hasta ahora. Tan solo el viernes, bitcoin bajó 12 por ciento, lo mismo que ethereum; otras criptomonedas como solana y cardarum cayeron 17 por ciento. El índice Bloomberg Galaxy DeFi de criptomonedas cayó 14 por ciento.

En los mercados accionarios, el índice Nasdaq 100 que lista las acciones de las principales empresas tecnológicas ha perdido 11.6 por ciento en el año, el S&P 500 cae 7.7 por ciento y el Dow Jones -6.7 por ciento. En las materias primas y energía, el petróleo ha aumentado 12.5 por ciento, el gas natural +5.2 por ciento y la plata +4.3 por ciento.

Estos incrementos en los precios de los hidrocarburos son muy desafortunados, porque inciden en que los próximos datos de inflación que conoceremos pronto serán todavía altos, lo que presionará más a los bancos centrales a pasar de las políticas expansivas extremas a políticas restrictivas, afectando a todos los mercados; no nada más los de activos financieros, sino también a los mercados de la economía real: salarios, precios de materias primas y de energía.

Nos parece que lo que ha acontecido en las tres primeras semanas nos da una buena muestra de lo que podríamos estar viendo todo el año. Creemos que como resultado de la desarticulación de las políticas monetarias extremas, lo que vamos a estar viendo son diversos episodios de venta generalizada (sell off) de distintas clases de activos. Todavía nos falta por ver episodios contra los mercados emergentes, contra las divisas, contra los bienes raíces, contra los energéticos y contra otras materias primas.

Es difícil saber lo que va a ocurrir con las criptomonedas que no tienen ningún sustento que los respalde más allá que la tecnología que utilizan y la confianza de la gente. El escenario más probable, siguiendo el análisis técnico, es que tengamos distintas fases de ajuste seguidas de recuperaciones, como la que podríamos ver en los siguientes días, pero en la medida en que las fuentes de liquidez globales, que son los bancos centrales, cierren la válvula de la creación de dinero (tapering), y posteriormente salgan a recoger dinero, repercutirá en una desinflada generalizada de precios.

Para el bitcoin, en específico, esperamos una recuperación hacia 50 mil dólares, pero no sería extraño que en ese nivel encuentre resistencia para seguir subiendo a su siguiente resistencia en 60 mil dólares. En cualquiera de estas dos marcas, si se vuelve a dar otro movimiento a la baja, los analistas técnicos estarán diagnosticando la confirmación de un cambio de tendencia a la baja de mediano plazo.

Esta semana tenemos nuevamente una reunión calendarizada del Comité Federal de Mercado Abierto de la Reserva Federal. El mercado no está esperando un primer incremento en el objetivo de la tasa de Fondos Federales, pero sí está a la expectativa de que la Fed emita una señal más clara de que el ciclo alcista de tasas podría iniciar el próximo marzo. La verdad es que este cuerpo colegiado ya no tiene más excusas para dilatar el incremento de las tasas, después de conocer una inflación al consumidor de 7.0 por ciento y de casi un 10 por ciento al productor en 2021.

Independientemente de que el primer incremento de la Fed sea esta semana o en marzo, lo que sí es un hecho es que la fase de políticas extremas ya terminó, y hemos entrado a la fase de tapering y muy pronto al inicio del ciclo alcista de tasas y a la recolección gradual del exceso de liquidez. Esto tendrá en México una fuerte repercusión.

Si durante estos dos últimos años en donde se creó dinero en cantidades nunca antes vistas por la humanidad por parte de los bancos centrales de los países ricos, en lugar de una fuerte entrada, sufrimos una salida de alrededor de 30 mil millones de dólares en la tenencia de valores gubernamentales en manos de residentes del exterior, y a la fecha todavía mantenemos un saldo de 75 mil millones de dólares, no estamos exentos de ver episodios de salida de estos inversionistas, que presionen las tasas de largo plazo y al tipo de cambio.

Desafortunadamente estamos empeñados en debilitar cada día más la confianza de los inversionistas globales y nacionales, en lugar de procurar una política económica que los atraiga. Las calificadoras internacionales juegan un papel fundamental en esto. La inversión financiera internacional se mantiene en pesos gracias al grado de inversión. Si se perdiera, significaría una estampida desordenada de estos recursos y una devaluación.

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