El anuncio de la obligada liquidación de Crédito Real, la Sofom NO regulada, pone en evidencia lo que ha sido una constante en la historia del sistema financiero mexicano. Los sectores de la intermediación financiera no bancaria son normalmente muy vulnerables. Al mismo tiempo la superestructura de la supervisión, conceptualizada para supervisar a los grandes grupos financieros (banca universal) no puede atender y supervisar adecuadamente a un número impresionante de entidades e intermediarios financieros que participan en el mercado financiero, con muy diferentes especialidades.
En los 45 años que llevo como analista en el sistema financiero me ha tocado vivir muy de cerca la crisis del sector de intermediarios no bancarios en diversos segmentos como en las financieras, el de las cajas de ahorro, el de las uniones de crédito, el de las Sofol hipotecarias, todas estas como crisis grupales, pero además siempre han ocurrido quiebras de entidades aisladas. Desde luego, ninguna como la quiebra del sistema bancario en su conjunto en 1995.
El Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero conformado por el Secretario de Hacienda y Crédito Público, quien lo preside, la gobernadora del Banco de México, el subsecretario de Hacienda y Crédito Público, dos subgobernadores del Banco Central, el presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, el presidente de la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas, el presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro y el secretario ejecutivo del Instituto para la Protección al Ahorro Bancario, mencionaron en su último comunicado del 30 de junio pasado: “En cuanto a los intermediarios financieros no bancarios, estos mantienen, en general, indicadores en niveles de riesgo que se consideran acotados. Cabe señalar que este sector tiene una participación pequeña y está relativamente poco interconectado con el sistema financiero en su conjunto, por lo que no representa un riesgo con potencial sistémico.” Yo le agrego: Cabe mencionar que la banca mexicana sigue manteniendo altos índices de capitalización, aún después de la pandemia, gracias a la flexibilidad que se le otorgó para poder realizar reestructuras de su cartera de crédito hasta en tres vueltas.
CR tiene pasivos financieros por 54 mil millones de pesos, por lo que la magnitud del quebranto no es menor, sobre todo si se considera que por lo menos tiene emitidos 28 mil millones de pesos en papeles bursátiles, y cerca de 23 mil millones en líneas de crédito bancarias. Hasta donde ahora se conoce, el problema en Crédito Real fue su concentración en créditos sobre nómina en sectores gubernamentales y sindicales, que al llegar la 4T, cambian los líderes y desconocen los acuerdos previos, lo que generó una caída en el flujo de la Sofom. Este segmento de mercado está altamente saturado. En varias dependencias gubernamentales han tenido que limitar la entrada de nuevos intermediarios, dado que los trabajadores tienen excedida su financiación, y al descontarle los pagos del servicio de su deuda en el pago de sus quincenas ya no les queda ni un 30 por ciento de su salario libre, cuando lo sano es que los créditos que uno puede tomar no excedan en sus pagos el 30 por ciento del ingreso.
También se ve una falta total de gobierno corporativo, en donde las decisiones se concentraban en un solo hombre, el dueño: Ángel Romanos Berrondo. El tramo de crédito de partes relacionadas sumaba, al cierre de 2020, 25 mil millones de pesos y llegó a estar en 32 mil millones, un año antes.
Citibanamex le anunció hace algunos meses que no le renovaría su línea de crédito por 2.0 mil millones de pesos, y a finales de febrero pasado, sin un plan ‘B’ la intermediaria no pudo cumplir con el pago de un cupón de una emisión por 170 millones de francos suizos. Posteriormente se estuvo preparando para entrar a un proceso de Chapter 11 de la legislación americana, pero después sorpresivamente cambio de opinión, canceló los contratos con los asesores y el proceso abortó. Ahora se anuncia que la Corte americana le exige su liquidación ante la demanda de acreedores menores. Por esta razón, en lugar de optar por el concurso mercantil, se apegaron al procedimiento de la Ley de Sociedades Mercantiles, para irse directamente a la quiebra.
El problema no es nada más la quiebra del intermediario financiero no bancario más grande del país, sino que de inmediato las calificadoras pusieron a todo el sector de la intermediación financiera no bancaria en perspectiva negativa, por la opacidad del sector.
Los actuales funcionarios de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores no son los responsables de estos problemas, tienen solo unos meses a cargo de la agencia de regulación y supervisión del sistema financiero. Ellos están teniendo que afrontar los problemas heredados de las administraciones anteriores en una muy compleja circunstancia, con falta de recursos presupuestales.
El autor es presidente de Bursamétrica.