Los mercados financieros suelen ser buenos predictores de la actividad económica. En los precios de los activos se ven reflejadas las decisiones de millones de personas que actúan bajo sus expectativas e información. Aunque su trayectoria pasa de fases de sobrevaluación a fases de subvaluación, alrededor de un camino racional. La aparición de nueva información crítica puede cambiar su tendencia de largo plazo en unos cuantos segundos.
A lo largo del año hemos visto dentro de una serie de altibajos, una tendencia a la baja en la mayoría de los mercados accionarios del mundo. En la semana pasada los principales índices de las bolsas americanas tuvieron un ajuste de más del 4.6 por ciento, pero en lo que va de este año presentan caídas acumuladas del 30.69 por ciento en el Nasdaq, 22.51 por ciento en el S&P500 y del 18.52 por ciento en el Dow Jones 30 Industries.
El Índice Dax de la bolsa alemana, representativa de la economía más importante de Europa, acumula una baja de 22.67 por ciento similar al ajuste del S&P. En el continente asiático, la bolsa de Tokio ha caído 5.69 por ciento, pero la Bolsa de Shanghái ha bajado 15.15 por ciento en el año.
Una caída así se puede catalogar en cualquier mercado, como un bear market, mercado bajista, y por sí mismo puede causar una recesión, por el efecto riqueza inverso que implica. Millones de inversionistas frenarán su gasto de consumo en la medida en que se perciben así mismo como menos ricos.
El mercado global de bonos también ha sufrido una severa afectación en la medida en que suben las tasas de interés, y la inflación se ha vuelto persistente. La mayor de todas las burbujas financieras en la historia, por el volumen de recursos que implicó, no para de desinflarse. El índice agregado de deuda global de Bloomberg ha caído 22.75 por ciento desde su máximo alcanzado a inicio de 2021, mientras que el índice de bonos americanos ha bajado 14.4 por ciento. Estas son las caídas más severas desde 1949. La tendencia a la baja en los precios de los bonos se ha acentuado en las últimas dos semanas en la medida en que los mercados están descontando lo que no habían querido asimilar, que la tasa de referencia de la Reserva Federal podría superar lo que Jerome Powell advirtió hace tres meses, que la “Tasa Neutral” de acuerdo a cálculos hechos por la propia Reserva Federal, bajo la regla de Taylor se ubica en 4.92 por ciento anual. Los miembros de la Fed ya expresaron un nivel de 4.60 por ciento en su última encuesta de expectativas, de hace dos semanas.
En la semana pasada también vimos ajustes fuertes en los precios de la energía y de los metales. El WTI bajó 7.0 por ciento pero todavía está 5.4 por ciento por arriba de como empezó el año. El gas natural cayó 12.5 por ciento en la semana, pero aún trae un 81.75 por ciento de ganancia sobre el precio del inicio del año. Estos ajustes se dan a pesar de la llamada del presidente Putin a 300 mil reservistas a enlistarse en el Ejército, y a la señal que mandó Arabia Saudita en la última reunión de la OPEP en la que se acordó reducir en 100 mil barriles diarios la oferta, en lugar de incrementar la misma para reducir los precios.
Pero el cobre, un metal inminente industrial, bajó 5.45 por ciento en la semana y acumula una caída de 24.9 por ciento en el año. El oro bajó 1.95 por ciento en la semana y lleva 9.76 por ciento de pérdida en el año. La plata, una mezcla entre metal precioso e industrial, cayó 3.98 por ciento en la semana y 19.36 por ciento en el año. La reducción de los precios de las mercancías está reflejando mayores probabilidades de un ciclo recesivo hacia el mediano plazo.
El bitcoin, activo líder en el mundo cripto presenta una contracción de 71.6 por ciento respecto del máximo alcanzado durante su gran burbuja hace unos meses.
Además de este ajuste global de los mercados, algunos indicadores anticipados confirman la tendencia hacia una recesión. Lo reflejan los indicadores de vivienda, así como de las empresas de paquetería, que empiezan a presentar caídas en su nivel de actividad.
Ya lo hemos comentado aquí. El escenario que tenemos enfrente es inaudito. Varios bancos centrales van a coincidir en el tiempo, subiendo tasas de interés y recogiendo dinero. Lo opuesto a lo que se dio durante la pandemia. El riesgo de provocar una recesión global es cada vez más fuerte, como lo están descontando los diferentes mercados tanto financieros como los mercados de la economía real. El impacto de una recesión global en nuestro país puede tener un efecto amplificado ante la ausencia de la Inversión privada. ¿Qué estamos haciendo en México para afrontar este escenario?
El autor es presidente de Bursamétrica.