Hace unas semanas el jefe de Estado norteamericano, Antony Blinken, acompañado de una delegación de alto nivel, con la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, el representante comercial adjunto, Jayme White, y Juan González, director sénior del Consejo de Seguridad Nacional para el Hemisferio Occidental, visitó México e hizo una invitación especial para que nuestro país se sume al enorme esfuerzo estratégico que está realizando la administración Biden para impulsar el desarrollo de la industria de semiconductores o microchips. ¿De qué tamaño es esa oportunidad y que tendríamos que estar haciendo para poder aprovecharla?
Los semiconductores, o chips, son pequeños dispositivos electrónicos fundamentales ahora para casi todas las comunicaciones, para las actividades industriales, para aplicaciones de seguridad y para la industria militar moderna. Se integran a herramientas tan simples como un interruptor de luz y tan complejas como un dron, un avión de combate, un teléfono inteligente o una nave espacial.
¿Por qué es tan importante para Estados Unidos esta industria? Los semiconductores se inventaron en Estados Unidos, y su industria de semiconductores ha dominado históricamente muchos tramos de la cadena global de suministros, tanto del lado del diseño como de la producción de Chips (I+D). Pero en los últimos años, la posición de los Estados Unidos se ha quedado rezagada peligrosamente. En 1990, Estados Unidos ostentaba cerca del 40 por ciento de la capacidad mundial de fabricación de semiconductores. Para 2019, su capacidad relativa se redujo a alrededor del 11 por ciento, y para el 2022 pudiera estar por debajo del 10 por ciento.
Bursamétrica estima que el mercado mundial de semiconductores para este año representa cerca de 650 mil millones de dólares, y que puede estar creciendo a una tasa de entre el 8.0 al 10 por ciento anual en los siguientes diez años. El mercado está dominado por Taiwán con el 63 por ciento de la producción global, seguido por Corea del Sur, que produce el 18 por ciento, después está Estados Unidos con el 10 por ciento aproximado, y China con el 6.0 por ciento.
El Presidente Xi Jiping de China lanzó en el 2020, su programa Made in China 2025, en donde busca acelerar el desarrollo de 10 sectores estratégicos para su economía. Uno de ellos, es el de semiconductores, y también busca ampliar la cuota del mercado de la red 5G de empresas de comunicaciones chinas.
Ahora el Presidente Biden firmó una orden ejecutiva ante el retraso de la aprobación de la Ley de Ciencia y Chips, en el que decreta un programa de subvenciones y apoyos al desarrollo, investigación y fabricación de chips, por un monto de 52.7 mil millones de dólares; y es a este programa al que están invitando a México. La respuesta del gobierno mexicano es patética. Solo le comentaron a la delegación de alto nivel de la renacionalización del litio, material estratégico para la elaboración de las baterías eléctricas. Lo que no tiene que ver con la industria de los semiconductores.
Si como puede adivinarse, el gobierno no va a hacer nada, el sector privado debería estar trabajando en preparar a nuestro país para aprovechar esta enorme oportunidad.
¿Por dónde podríamos estar empezando? Aquí proponemos tres cuestiones concretas:
1. Constituir el Instituto Mexicano de Estándares y Tecnología de Semiconductores, de manera privada. Para que en México puedan producirse eficientemente semiconductores ya sea por empresas mexicanas, o extranjeras; es indispensable contar con un ente que efectúe las actividades y los servicios que en Estados Unidos realiza el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología. Labores de asesoría tecnológica, de certificación de procesos y de estándares de medición y de calidad especializados para esta industria.
2. Generar a mucha mayor escala ingenieros especializados en semiconductores y microelectrónica. Lo ideal es que en diversas universidades públicas o privadas se cuente con planes de estudio a nivel licenciatura en estas disciplinas. Pero si contar con una primera generación de ingenieros especializados nos podría tomar unos cinco o seis años, lo que se puede hacer de manera inmediata es impulsar con las universidades, el desarrollo de planes de estudio de postgrados o diplomados de especialización en estas disciplinas.
3. Crear un fondo de capitalización y financiamiento de proyectos para este sector. Dada la ausencia de la Banca de Desarrollo nacional en nuestra economía, pude pensarse en la constitución de un fondo que se especialice en este tipo de proyectos y empresas, y que vaya obteniendo recursos de capital, cuasicapital, financiamiento mezanine y financiamiento tradicional para las empresas y proyectos que pudieran estar surgiendo ante estas circunstancias.
El autor es presidente de Bursamétrica.