Después de haber presentado nuestros pronósticos económicos y nuestro ejercicio imaginativo anual sobre posibles sorpresas favorables (cisnes negros) y desfavorables (cisnes blancos) para la economía mundial y de México, el viernes conocimos el reporte del mercado laboral estadounidense para diciembre pasado, en donde se crearon 223 mil nuevas plazas y se redujo la tasa de desempleo nuevamente a 3.5 por ciento lo que se considera ‘pleno empleo’. Los salarios promedio siguen creciendo a una tasa superior a 5.0 por ciento anual. El mercado laboral sigue fuerte a pesar del incremento en la tasa objetivo de Fondos Federales.
La tendencia de deterioro de la actividad económica en Estados Unidos ha estado afectando al mercado inmobiliario americano y ya alcanzó a la industria en donde se tienen dos meses consecutivos de contracción, y en la manufactura en particular se tienen tres meses seguidos con el indicador ISM debajo de 50 unidades, lo que implica contracción.
Centrándonos sobre cuándo iniciará la recesión en Estados Unidos, de qué magnitud puede ser y qué duración va a tener, tenemos tres principales tipos de factores que hay que seguir: la evolución de la inflación y la política monetaria de la Fed, el desempeño de la política fiscal, y los riesgos externos geopolíticos y sanitarios.
En el terreno de la política monetaria el entorno es complejo. En primer lugar, una cuestión medular es ¿en qué nivel de tasa de Fondos Federales se es lo suficientemente restrictivo para poder controlar la inflación? En Bursamétrica hemos contemplado desde hace varios meses que una tasa ligeramente arriba de la tasa neutral debiera ser suficiente para contener la demanda y ajustar al mercado laboral para que los salarios tengan un incremento de alrededor de 3.0 por ciento para no generar presiones inflacionarias de costos.
Los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto han plasmado por fin sus perspectivas de tasas en ese nivel. Que es de alrededor de 5.25 por ciento anual. Ligeramente por arriba de la tasa neutral que la Fed calcula en 4.92 por ciento anual. ¿Qué pasará cuando la Fed alcance ese nivel de 5.00-5.25 por ciento y se vea que las presiones de costos continúan? Obviamente será el momento de decisión más difícil. Los efectos de la política monetaria tardan varios meses en reflejarse en la realidad.
Otro aspecto será el de la estrategia de contracción de la oferta monetaria de la Fed. La Fed expandió la oferta monetaria durante los años 2020 y 2021, mediante sus programas de compra de bonos de largo plazo, en más de 4 billones de dólares. Desde 2022 la Fed está ahora en la fase de retirar liquidez a un ritmo de 1.2 billones anuales. ¿Es suficiente este ritmo o debiera de ser distinto?, ¿mayor o menor?
Cómo va a impactar el efecto riqueza inverso (el fenómeno que ocurre en la actividad económica cuando el mercado accionario se contrae). La gente deja de consumir ante una caída en el mercado bursátil. El año pasado, el valor del patrimonio de la sociedad americana se redujo al bajar todos los mercados: accionario, bonos, criptomonedas y bienes raíces, que es el que más se ha defendido hasta ahora, en términos de precios.
Cuando se den los datos de recesión y las empresas presenten malos reportes, es cuando se da la fase final de un ajuste. Cuando los mercados se subvalúan con exageración. Todavía falta ver esa fase.
También será crucial observar los cambios en el equilibrio de inversión y ahorro. Si la demanda de inversión es elevada ante las políticas de transformación hacia el uso de energías renovables y menores emisiones de efecto invernadero, debido a los costos de cambiar la producción a vehículos de motor eléctricos o desarrollar una mayor resiliencia en las cadenas de suministro, eso implicará una tasa de interés real a corto plazo más alta. Esto podría provocar efectos recesivos más profundos.
El segundo gran factor es la perspectiva fiscal. Para este ejercicio fiscal que termina en septiembre de 2023, es probable que el déficit fiscal americano sea de alrededor de 5.0 por ciento del PIB. Si la economía está operando más allá del pleno empleo, como se ha evidenciado, la política fiscal está añadiendo más leña al fuego. Con el alza de las tasas de interés, el costo financiero del servicio de la deuda es ahora mucho más alto. Se tiene además un aumento vertiginoso del gasto en seguridad social y Medicare a medida que se jubila la generación de los baby boomers.
En los riesgos externos se tiene la seguridad energética y los precios. Vladmir Putin podría decidir restringir sustancialmente el suministro de petróleo y gas hacia Europa, disparando los precios por arriba de 100 dólares por barril nuevamente. La subinversión en la producción de petróleo y gas también podría contribuir a precios más altos y más volátiles.
El fin de la política de cero Covid de China podría primero deprimir y luego estimular la demanda de energía. El resultado de la flexibilización de las medidas de confinamiento social ante nuevas cepas del Covid también puede llevar al gobierno chino a tener que reforzarlas provocando nuevas interrupciones en las cadenas de suministro globales.
El autor es presidente de Bursamétrica.