Perspectiva Bursamétrica

El optimismo de los mercados minimiza expectativas de recesión

Mucho han influido los buenos datos de inflación para 2022. En contraposición, la curva de rendimientos los Bonos del Tesoro sugiere que los inversores apuestan a una recesión.

Durante las tres primeras semanas del año hemos visto una tendencia de recuperación en los distintos mercados (acciones, bonos, criptomonedas, divisas, materias primas), como si las expectativas de recesión global se fueran diluyendo.

Los mercados suelen ser buenos pronosticadores del futuro. Reflejan la suma de las decisiones de millones de participantes en el mundo, con distinta información y perspectiva, pero en el corto plazo, los mercados son bipolares. Acostumbran exagerar las malas y las buenas noticias.

Los indicadores económicos en varias economías señalan una tendencia de desaceleración, pero en algunos casos, como en el mercado laboral americano, la creación de puestos sigue siendo robusta (223 mil puestos) y el alza de salarios (+5.40 por ciento anual) es preocupante. En el consenso de los analistas económicos, el pesimismo de una recesión ha subido a 65 por ciento desde 50 por ciento en octubre.

Mucho ha influido en esta recuperación de los mercados los buenos datos de la inflación americana para el cierre de 2022. Una inflación al consumidor que cayó 0.1 por ciento mensual, equivalente a 6.5 por ciento anual con una inflación subyacente de consumo en 5.7 por ciento, mientras que la inflación al productor cayó en -0.5 por ciento mensual, marcando 6.2 por ciento anual con una subyacente de costos de 4.6 por ciento anual.

Pero la inflación sigue estando arriba del objetivo de inflación de 2.0 por ciento de la Reserva Federal.

Por esta razón, los mercados eufóricos han descontado que la Fed ya no tendrá necesidad de subir en 50 puntos base su tasa objetivo de Fondos Federales, sino solo en 25 puntos base, en sus siguientes reuniones calendarizadas para febrero y marzo por parte del Comité Federal de Mercado Abierto.

Algunos economistas de gran renombre han propuesto elevar el objetivo de inflación de la Fed a 3.0 por ciento para que se tenga una menor necesidad de incrementar las tasas de referencia, y se evite la recesión. Así lo sugirió el economista en jefe del Fondo Monetario Internacional Olivier Blanchard. El exsecretario del Tesoro Larry Summers, quien ahora goza de la mayor credibilidad al ser quien advirtió desde hace más de dos años de las posibles consecuencias de las agresivas políticas monetaria extremas y criticó abiertamente la postura pasiva e imprudente de la Fed ante la inflación creciente, ha advertido de que una medida de ese tipo sería costosísima para la credibilidad de los bancos centrales: “tendría un efecto adverso como lo hizo de manera espectacular durante la década de 1970″, y es categórico al declarar que “reducir la inflación hundirá a las economías en las profundidades de la recesión de la década de 1970 y tendrá un “efecto adverso en los trabajadores de todo el mundo”.

El modelo probabilístico de JPMorgan que en octubre señalaba una probabilidad de 98 por ciento de una recesión con base en la trayectoria de los mercados, señala ahora que ha descendido a 73 por ciento. Los bonos de alto rendimiento han incrementado sus precios fuertemente, con lo que las probabilidades de recesión han ido cayendo de 33 a 18 por ciento. Los mercados europeos también han observado un fuerte rally alcista. El índice EuroStoxx bajó su probabilidad a 26 por ciento vs. 93 por ciento de octubre.

Los mercados a su vez presentan ópticas encontradas: El viernes pasado parecían inclinarse por un escenario de aterrizaje suave o hasta de crecimiento franco. El precio del petróleo arriba de 81 dólares; el precio del oro, en mil 930 dólares la onza; el bitcoin en 22 mil 286 dólares, parecen de un escenario optimista. El Nasdaq de las empresas de alta tecnología subió 2.9 por ciento, el índice S&P 500 subió casi 2.0 por ciento y rompió al alza su promedio móvil de 200 días, lo que en condiciones normales marcaría el inicio de una tendencia alcista de largo plazo.

De las 55 empresas del S&P 500 que ya reportaron sus resultados al cuarto trimestre, 67 por ciento han superado las estimaciones de los analistas, en comparación con la sorpresa positiva de 80 por ciento observada en los últimos trimestres.

En contraposición, la señal de recesión favorita del mercado de bonos, la curva de rendimientos invertida de los Bonos del Tesoro, continúa emitiendo la alerta roja. Los Treasury Notes a tres meses pagan más que los bonos a 10 años, lo que sugiere que los inversores apuestan por una recesión. En la última subasta de bonos del Tesoro indizados a la inflación, las posturas totales fueron 2.79 veces el monto ofrecido, la proporción más alta desde 2019. El modelo comparativo de la Fed entre el mercado accionario y el de bonos, muestra que los bonos siguen subvaluados en comparación con las acciones, al menos en la historia reciente. En relación con su precio, el S&P 500 “paga” aproximadamente un 5.22 por ciento en ganancias (inverso del múltiplo precio utilidad promedio) frente a aproximadamente un rendimiento de 3.48 por ciento en el bono estadounidense de referencia. Eso está cerca del diferencial más reducido para las acciones en la última década. Yo me inclino por la visión de Summers.

El autor es presidente de Bursamétrica.

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