Todo parece indicar que para varios bancos centrales el ciclo alcista de tasas está llegando a su culmen y que las tasas de referencia están alcanzando los niveles terminales. Algunos van más adelante que otros, pero ya son muchos que están dando señales de que han puesto en pausa los movimientos alcistas.
Para tener mayor claridad sobre lo que podemos esperar hacia delante, conviene repasar el marco teórico establecido por Bursamétrica desde hace varios años, del que ya hemos hablado aquí en varias ocasiones, que establece las fases del ciclo de las políticas monetarias extremas.
Fase I. Es la fase donde se implementa la política cuantitativa reduciendo drásticamente la tasa de referencia a mínimos históricos, a cero o inclusive en zona negativa, y se inicia un programa de compra de bonos a los bancos comerciales, cuyo efecto es la creación de dinero y la modulación de las tasas de interés de largo plazo.
Fase II. Es la fase en la que se anuncia que el programa de compra de bonos va a moderarse (tapering) Es decir, se le van reduciendo las dosis de liquidez a los bancos comerciales afectados. Esta fase se acompaña por el mensaje de que las tasas de interés se mantendrán así de bajas por mucho tiempo.
Fase III. Inicia el tapering y gradualmente van reduciendo el monto mensual del programa de compras de bonos, hasta que llega a terminarse, al mismo tiempo en que inicia el ciclo de alza en las tasas de referencia, para pasar gradualmente de negativas a positivas en términos reales. La tasa de referencia debe quedar al final del ciclo alcista en una tasa por arriba de la tasa neutral. (Aquella tasa que permite que la economía crezca sin presiones inflacionarias).
Fase IV. En esta fase las tasas de referencia se mantienen estables, en un nivel que se considera tasa neutral. Pero también el banco central empieza a recoger dinero de la circulación. La economía crece a buen ritmo sin presiones inflacionarias.
Fase V. La economía está ahora sobrecalentada, la inflación y sus expectativas están por arriba del promedio histórico. El banco central tiene que subir la tasa de referencia de manera rápida, hasta alcanzar un nivel suficientemente restrictivo, superior al de la tasa neutral. Adicionalmente el banco central acelera las operaciones para contraer la oferta monetaria de manera más agresiva. El mercado comienza a descontar que en el futuro vendrá una recesión, y que el banco central tendrá que iniciar un nuevo ciclo bajista en la tasa de referencia y va a tener que reducirla en una o varias ocasiones. Eso se aprecia en una curva de rendimientos invertida. Cuando el mercado te ofrece mayores rendimientos a corto plazo que a largo plazo.
Cabe mencionar que desde que se iniciaron las primeras políticas extremas en 2009, hasta la fecha, no hemos podido ver un ciclo completo como el expuesto. Hacia finales de 2019 y principios de 2020, la Fed estaba subiendo su tasa de referencia, había concluido el tapering y ya estaba recogiendo dinero de la circulación cuando apareció la pandemia y la Fed tuvo que pasar a Fase I de forma inmediata.
Es un hecho que ahora la Reserva Federal, que lleva la batuta globalmente, ha tenido que entrar de lleno a la Fase V. Varios bancos centrales están también en esa fase. Muchos de ellos ya han hecho una pausa en su ciclo alcista de tasas y están restringiendo la oferta monetaria. Pero hay otros rezagados, como el Banco Central Europeo que tardó varios meses más para iniciar el ciclo alcista de tasas. Pero al final casi todos van a tener que irse a la Fase V.
La excepción a la regla es el Banco de Japón, en donde las políticas monetarias extremas se iniciaron varios años antes que cuando la implementó Ben Bernanke en el 2008–2009, y nunca han dejado de estar entre la Fase I y la II.
El comportamiento teórico de los mercados ante esta fase V es que debemos de ver una tendencia gradual hacia el fortalecimiento del dólar contra todas las monedas, y ante esta fortaleza debemos de ver debilidad en los precios de las materias primas y de la energía. Los precios en los mercados accionarios, en las criptomonedas y en el mercado de bonos deben irse desinflando en la medida en que la liquidez del sistema global se restrinja.
Como ya hemos comentado, apoyados en la lectura de diversos indicadores podemos afirmar que algunos sectores de la economía global, más adelantados, ya se encuentran en zona de recesión. Principalmente la manufactura y el sector de vivienda. Mientras que los sectores que tienen que ver con el mercado interno o los servicios aún presentan dinamismo, lo mismo que el mercado laboral. Pero todo apunta a que, si vamos a sufrir una recesión, podríamos fijarla hacia finales de este año e inicios de 2024. Los mercados de tasas anticipan esto antes de que termine este año.
El autor es presidente de Bursamétrica.