Las estimaciones oficiales preliminares del PIB al segundo trimestre resultaron sorprendentemente altas, tanto para Estados Unidos como para México. A su vez, los datos de inflación también fueron mejor a los previstos en ambos países. ¿Podemos cantar victoria? Jerome Powell, presidente de la Fed, afirmó que los economistas del Banco Central ya descartaron el escenario de una recesión, pero también advirtió que se espera una desaceleración notable para el futuro, y que el camino para llegar a una inflación del 2.0 por ciento es todavía muy largo. En Bursamétrica vemos fuertes riesgos hacia delante que vale la pena revisar.
En lo que se refiere al crecimiento, el PIB preliminar al segundo trimestre en Estados Unidos fue del 2.4 por ciento anualizado, después de un crecimiento del 2.0 por ciento del primer trimestre, por lo que al primer semestre la economía creció al 2.2 por ciento anualizado. La estimación del consenso de los analistas se ubicaba en 1.5 por ciento. La aceleración del PIB se debe principalmente a un repunte de la inversión privada en inventarios y a una mayor inversión fija no residencial.
En la economía mexicana, INEGI reportó el IGAE de mayo con un avance del 3.2 por ciento anual, mientras que en abril creció al 3.3 por ciento. Tanto el INEGI con su indicador Oportuno de la Actividad Económica, como Bursamétrica con su indicador IBAM estimamos un crecimiento del 4.0 por ciento anual para el IGAE de junio. El INEGI publicará hoy su estimación oportuna del PIB al segundo trimestre que en Bursamétrica estimamos un crecimiento del 3.4 por ciento anual.
En relación a la inflación, en Estados Unidos se reportó un nivel al consumidor del 3.0 por ciento anual para junio. Sin embargo, la inflación subyacente se ubica en 4.9 por ciento anual. Los salarios siguen creciendo al 4.4 por ciento anual. En el caso de México, la inflación a la primera quincena de julio se ubicó en 4.79 por ciento anual, siendo la inflación no subyacente (los elementos volátiles como precios de la energía gasolinas y perecederos) negativa en 0.97 por ciento anual, mientras que la subyacente está ubicada en 6.76 por ciento anual. En ambos casos las inflaciones subyacentes se resisten a bajar y aún se encuentran muy por arriba del objetivo de inflación de cada país.
Ante esta evidencia, donde la actividad económica está creciendo fuertemente sin que a la fecha se haya visto impactada por las elevadas tasas de interés, y con la rápida reducción de la inflación, hay varios economistas que junto con la Fed están abandonando el escenario de recesión, y están pensando que el Comité Federal de Mercado Abierto ya no tendrá necesidad de incrementar más las tasas de interés.
Los mercados accionarios están descontando un escenario de crecimiento, mientras que los swaps de Bonos del Tesoro de distintos plazos están dando una probabilidad de 50 por ciento de que la Fed no va a elevar el objetivo de su tasa de referencia en la próxima reunión de septiembre. ¿Con una caída tan importante desde el máximo de la inflación en EU del 9.0 al 3.0 por ciento actual, no deberíamos esperar que muy pronto se alcance la meta del 2.0 por ciento? En Bursamétrica vemos que dada la estrechez del mercado laboral, será difícil que se logre el objetivo.
Esto nos lleva a prever que el escenario más probable es que la Fed tenga que aumentar en noviembre por última vez el objetivo de la tasa de referencia. En días recientes, el Banco Central del Euro volvió a incrementar su tasa de referencia, y su presidenta Cristina Lagarde expresó que probablemente tendrán que continuar aumentando su tasa de referencia. El Banco de Japón también dio un primer paso para desarticular su añeja política monetaria extrema al tolerar un mayor incremento en las tasas de largo plazo.
Otro de los riesgos en el horizonte se debe a las enormes presiones fiscales en ambos países. En lo referente a Estados Unidos, el enorme déficit fiscal del gobierno del presidente Biden, en donde probablemente supere 1.5 billones de dólares. En el caso de México, el gobierno federal anunció una inyección de capital de emergencia, por 4 mil millones de dólares para Pemex, que se encuentra en una situación financiera muy delicada. El secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, está comprometido a terminar el sexenio sin rebasar el 50 por ciento de la deuda sobre el PIB. El agujero financiero de Pemex es enorme, por lo que las finanzas públicas se verán presionadas.
Un quinto riesgo se debe a la revisión de la regulación bancaria en los Estados Unidos en donde los requerimientos de capital de los bancos locales se está incrementando sustancialmente, en una proporción de entre el 16 al 19 por ciento, dependiendo del tamaño de su capital actual. Es previsible una contracción del crédito, que puede enfriar la economía en este entorno de altas tasas de interés y menor oferta monetaria. Para México se tienen varios riesgos adicionales que serán analizados en la próxima columna.
El autor es presidente de Bursamétrica.