Perspectiva Bursamétrica

Normalización sincronizada de la política monetaria global a la vista

Los banqueros centrales tienen cada año tres oportunidades para reunirse: una es la Asamblea Anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington, la otra es la reunión anual del Banco Internacional de Pagos en Basilea Suiza, y la tercera, es la Reunión Anual de la Reserva Federal de Kansas City, más conocida como la reunión de Jackson Hole, Wyoming, que se llevó a cabo entre el jueves y el sábado pasados, con la asistencia de un nutrido número de gobernadores de los principales bancos centrales del mundo.

En esta ocasión, los discursos fueron analizados con lupa, ya que se intuye que estamos en un punto de inflexión en la política monetaria global. Del análisis de las ponencias y trabajos académicos presentados, se deja entrever un escenario de una normalización sincronizada en la política monetaria global. ¿Qué quiere decir esto? y ¿Qué posibles implicaciones tiene para los mercados financieros y para la economía real en el mundo?

En la pandemia se volvieron a implementar de manera inmediata y coordinada las políticas monetarias extremas, en las que los bancos centrales fijan las tasas de referencia (tasas interbancarias a un día) en algo cercano a 0% o por debajo de 0%, y se implementan amplios programas de compras de bonos, mediante los cuales se inyecta dinero a la economía de manera extrema. Al mismo tiempo, los gobiernos lanzaron políticas fiscales súper expansivas, tratando de compensar con el gasto púbico los efectos recesivos de las restricciones implementadas durante la pandemia.

Como consecuencia de estas políticas, meses después se vivió una fase de inflación global creciente y descontrolada. Apenas en marzo del 2022, la Reserva Federal se resignó a aceptar que la inflación observada no era un fenómeno temporal, e iniciaron los incrementos a las tasas de referencia y a disminuir la oferta monetaria. En julio del 2023 se alcanzó el rango objetivo máximo de la tasa de Fondos Federales en 5.25 – 5.50%.

No todos los bancos centrales actuaron de la misma manera y al mismo tiempo, en esta tendencia restrictiva. El Banco Central Europeo inició su primer incremento en la tasa de corto plazo en julio del 2022, 4 meses después, y terminó con una tasa del 4.50% en septiembre de 2023. Pero en junio pasado hizo un primer recorte de 25 puntos base en la tasa.

Los mercados han estado esperando desde hace más de un año, que inicie el ciclo bajista de las tasas de interés por parte de la FED, pero éste se ha venido retrasando por la sorprendente resistencia de la economía norteamericana, en particular de su mercado laboral, y la permanencia de presiones inflacionarias.

Una de las principales razones de este vigor laboral se debe al gasto fiscal electorero exacerbado impulsado por la Administración Biden, que genera un déficit fiscal equivalente al 7% del PIB para este ejercicio fiscal que termina en septiembre próximo.  Sin embargo, en los últimos reportes del mercado laboral se observa cierto enfriamiento que ha despertado las alarmas sobre una inminente recesión: Uno de los aspectos a destacar en la reunión de Wyoming es que el énfasis ahora esta puesto en el mercado laboral y en menor medida en la inflación.

Algunos bancos centrales ya han realizado los primeros recortes a sus tasas de referencia como el Banco del Euro, el Banco de Inglaterra, el Banco de Australia, el de Chile, el de Brasil, o el Banco de México. Los pronunciamientos de Andrew Bailey del Banco de Inglaterra, Philip Lane del Banco del Euro, y de Robert Holzman coinciden en que si la inflación sigue bajando, seguirán reduciendo sus tasas de interés.

Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, lleva más de dos años tratando de conseguir controlar la inflación, con un aterrizaje suave de la economía y señaló:  “Ha llegado el momento de ajustar la política monetaria. La dirección a seguir está clara, y el calendario y el ritmo de los recortes de tipos dependerán de los datos que vayan llegando, de la evolución de las perspectivas y del equilibrio de riesgos”. “Haremos todo lo posible para apoyar un mercado laboral fuerte mientras seguimos avanzando hacia la estabilidad de precios”.

El escenario más probable es que los bancos centrales van a ir bajando sus tasas y a reducir el ritmo de la contracción monetaria en una forma sincronizada. Esto implica que se dará cierto impulso a la actividad económica, pero restringida, ya que no van a pasar a inyectar liquidez de nueva cuenta, mientras no suceda alguna catástrofe o sorpresa que los obligue a regresar a las políticas extremas. Aparentemente todos actuarán dependiendo de los datos futuros tanto de los mercados laborales como de la inflación. La única excepción visible es el Banco de Japón, que apenas se encuentra al inicio del desmantelamiento de la política extrema que ejerció durante 17 años.

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